Conservador por temperamento, aun en sus más insignificantes manifestaciones, por espíritu de contradicción y por amor a la utopía se había afiliado lleno de ardor al partido liberal, que le cubría diariamente de ingratitudes y de decepciones. Tales ingratitudes lo habían preservado siempre de tomar parte activa en cualquier empresa de orden positivo Alejada así de toda realidad, su alma, roída por la decepción, aplastada bajo el peso de la iniquidad humana, guardaba llena de fragancia y de candor la más pura fe en sí misma. Tenía la inocencia virginal de los que nunca han trabajado. No habiendo medido jamás la extensión de sus propias aptitudes sino en el terreno de la discusión, las juzgaba con equidad infinita, y como su corazón rebosante de altruísmo no se había agriado nunca ante el fracaso de la menor empresa, a fin de dar buen ejemplo a los egoístas y a los avaros, los humillaba de continuo repartiendo con munificencia a derecha y a izquierda toda clase de bienes imaginarios.
Silvia Parque
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