lunes, 21 de noviembre de 2011

Promesas y juramentos

Cuando era niña, mi mamá me enseñó a prometer levantando la mano y mostrándole la palma; sólo le hacía promesas a ella, así que por eso digo "mostrándole". Era muy en serio. No sé de dónde lo sacó, pero la señal funcionaba como signo de verdad y fidelidad.

Mi abuela, por su parte, me enseñó a no jurar "por Dios", porque una nunca sabe si acaso, sin querer, podría fallar y entonces ¡tremendo pecado!

Cuando crecí, reservé promesas y juramentos para alguien que no los quiso -que por su parte, no promete ni jura-. Creo que ahí fui perdiendo la práctica y hace poco, tratando de entablar compromisos conmigo misma, me encontré bastante inhabilitada.

Qué se le va a hacer.

Silvia Parque

No hay comentarios:

Publicar un comentario