He llevado a mi varita de nardo al escalón que hace de entrada al patio. Creo que quería sol; ahora va floreando. Cuando la veo, me recuerda cierto piropo muy
del alma, y me creo mucho. Habita una botella que fue de un vino. Es larga: alta. Ayer hacía un efecto celestial con su aroma envolviendo el de un noble medio melón.
Silvia Parque
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