Está abierto el archivo. Es lo más difícil. Lo segundo más difícil es leer el texto.
En cambio, volver a escribir es fácil. Adelanto. Me creo mucho. Los trámites hasta el siguiente grado académico aparecen como pequeñas diligencias; todo está bien: lo que no quepa en la tesis, sobre todo porque no lo sepa, me asegura un futuro de ensoñación filosófica a cuenta de alguna universidad en la que seguro sirven café.
Calculo para cuando estará lista -hace dos años es "ya casi"-.
Entonces, pasa algo: una cosa del trabajo requiere más tiempo: confío en que soy eficiente, pero rompo el ritmo.
Luego hay algún acabose: una gripe, un viaje de vacaciones... Siento culpa los días de retiro, pero la culpa no me mueve.
Pensé en fundar un grupo de apoyo, pero me complacía demasiado imaginando la exposición de mis circunstancias: ya nos veía en pleno regodeo con las siniestras implicaciones de estudiar nuestros objetos.
Como no hay modo de evitar los acaboses, la cosa está en no romper el ritmo. Pretendo llegar a una dinámica tesística regular.
Silvia Parque
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