Mostrando entradas con la etiqueta el cliente. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta el cliente. Mostrar todas las entradas

martes, 7 de junio de 2016

"¿Cuánto cobrarías por...?"

Al trabajar por cuenta propia, el cliente se convierte en "algo" realmente valioso. El prospecto, el interesado, el que simplemente es parte de un público al que va dirigido el servicio, se convierte en alguien a quien da gusto acercarse, conocer y tratar, porque su existencia -eventualmente, su presencia- da sentido a lo que una hace; es así, aunque no contraten el servicio ofertado.

Yo aprecio que hagan contacto conmigo, de cualquier forma. No tengo problema con que me pregunten si hago un trabajo que imaginan que podría hacer, pero no hago (como captura o transcripción de datos); mucho menos me incomoda que me pidan descuentos o plazos para pagar: al contrario -casi siempre hay modo de llegar a un acuerdo-. Pero hay dos cosas que no me gustan:

- Que me pidan una cotización formal con el único interés de conformar la terna que se solicita en muchas instituciones antes de tomar la decisión de a quién se encarga un trabajo; es decir, que me pidan el presupuesto sabiendo de antemano que no están considerando la posibilidad de elegirme. Entiendo que así funciona el mundo: tal vez me disgusta porque si me pidieran la cotización como favor, avisándome de qué se trata, lo haría sin problema.

- Que me pidan que les haga la tesis. Desde estudiantes de licenciatura que en su vida van a volver a escribir un trabajo de más de diez páginas hasta doctores que lucran con sus títulos y son considerados autoridad en sus temas. No es correcto. Y por si mis principios fueran tembeleques, ¡no me conviene! En absoluto. Dependiendo de quién lo propone, hay algo de intento de explotación en eso... de abuso. Yo entiendo al tesista desesperado y tengo una variedad de opciones para quien no puede más: "compongo" trabajos, redacto a partir de borradores, etc.; lo otro no es digno.

Silvia Parque

martes, 7 de abril de 2015

Dar algo más

Una vez llevé mi laptop a un lugar, a que le dieran servicio, y me la regresaron limpísima. Eran buenos en lo que hacían y el precio era justo, pero yo regresé varias veces -a otras cosas-, porque me habían dejado la máquina limpiecita. Dar ese "algo más" al cliente, puede ser provechoso. 

Silvia Parque

miércoles, 29 de enero de 2014

Loca por las facturas

En mi entrada al mundo del orden fiscal, pongo atención a la cuestión de las facturas. Trato de crear buenos hábitos, así que pido factura por todo lo que es deducible, aunque se vayan a deducir nada más unos pesitos -de poquito en poquito se llena el jarrito-.

En principio, prefiero los establecimientos que pueden facturar; soy de quienes preferirían comprar al negociante más pequeño o al negocio más local, pero evidentemente, no si me voy a ver afectada.

Luego, me fijo en cómo me tratan los negocios; si el encargado de facturarme se porta como si fuera una molestia o me hace más engorroso el trámite: puntos menos; si la página para la facturación electrónica está "en reparación": puntos menos; si la persona que me atiende olvida mencionar que yo debía ir por la factura en los últimos días del mes, pero no después del día 25... puntos menos -en este caso en específico, compensados porque el pan está realmente bueno-.  

Silvia Parque

miércoles, 21 de agosto de 2013

Estimado cliente: cobro por cada cosa que haga

El cliente pide que por favor escriba lo que dije. Respondo que no. Parece sorprendido. Le ofrezco que si quiere, tome nota cuando hablo. Su compañera, la cliente, le explica que él escribe con mucha facilidad, pero que para las demás personas implica esfuerzo. Aclaro que también a mí me resulta fácil, pero que es trabajo, y lo cobro caro: que incluso cobro por una plática como la que estamos sosteniendo.

Es importante crear cultura, no solamente de que el trabajo intelectual se paga, sino de "qué es" el trabajo intelectual.

Silvia Parque