lunes, 16 de enero de 2017

Los niños queridos

Fui al cine. Fiesta total. Salgo poco y al cine ya tenía más o menos un año sin ir. Debía ver esta película y no duraría mucho más en cartelera, así que fui. Lo disfruté muchísimo a pesar de que un papá y su hija hablaron durante toda la función. Eso me hizo pensar lo siguiente:

Primero.- ¡En el cine hay que estar callados! Esa niña tendría unos diez años, tal vez más; si no era capaz de permanecer en silencio, al menos podrían haber susurrado. ¡Pero no! Hablaban como en la sala de su casa. Estuve a punto de pedirles que dejaran de hacerlo, pero me contuve.

Segundo.- No les dije nada, en principio, por no mortificarme: para no exponerme a que me contestaran de modo majadero. Pero luego, les dejé en paz porque los vi queriéndose y no quise moverle nada a eso. ¡Él se notaba tan satisfecho de estar a su lado! Ella se veía consentidota, descalza y con los pies sobre el asiento. Pensé en mi B con su papá.

El amor unge a los niños. Les deja protegidos porque les coloca en una posición de valor. No "te metes" con el hijo amado de alguien.

Silvia Parque

6 comentarios:

  1. Yo creo que el hecho de que alguien quiera a su hijo no es motivo suficiente para considerar que los demás tienen la obligación de soportar sus faltas de consideración. Más que meterse con el hijo amado (que no tiene culpa de ser educado así) hay que meterse con el padre amador (que sí la tiene como supuesto educador). El problema es que mal puede educar el ineducado.
    Besos.

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    1. Tienes toda la razón, absolutamente. En lo primero, lo segundo y lo tercero. Sin embargo, sin pensar en obligación, por supuesto, creo que sí toleramos más a quienes se nos presentan como "valiosos" para alguien. Puede ser injusto, pero creo que pasa...
      ¡Besos, Macondo!

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  2. Silvia, creo que eres demasiado blanda. Una cosa es empatizar con la felicidad del niño y con la situación, y otra que no te dejen ver la película. Yo creo que sí les habría dicho algo, en plan buen rollo, pero si les diría que bajasen la voz. Ser querido no implica no saber comportarse a una edad ya como para saber estar en una sala.
    Se ve que soy peor persona que tu :)
    Un beso

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    1. Soy una pasalona :S ni de lejos mejor persona: el mundo funcionaría mejor si la gente hiciéramos respetar los límites. Pero es que me hice una fantasía, viéndolos solos; pensé que él no sería pareja de la mamá, que habría tenido dificultades para llegar a ese momento con la niña... a lo mejor nada que ver: a lo mejor la mamá no les acompaña porque sabe que son unos ruidosos. Pero me hice esa fantasía, me dio gusto que lo lograran y no quise interrumpir eso. Claro que con mi hija no aplican esas excusas, ¿eh? A la que está a mi cargo, la educo. Pero... justo ese domingo, B dejó la casa como campo de guerra: todo vuelto al revés. Al parecer, su papá no pudo evitarlo; de hecho, también estaba como si hubiera regresado de la guerra... le inquietó que ella no le estaba haciendo caso... antes le hacía más caso que a mí. Lo platicamos un poco y acordamos un par de medidas. Pero temo que mi niña empiece a asociarme con lo ordinario-que-se-debe-hacer y a él con jugar, el parque, cariños. Lo ve todos los días -o casi-, tratamos de que no sea "una visita"; pero pues... Así que traigo estas cosas en el alma y cuando vi a este hombre con su hija, pensé: vale, hazlo como puedas ;)
      ¡Un beso!

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  3. Estoy deacuerdo con los comentarios de Macondo y MATT.
    Aunque entiendo de dónde viene tu entrada, no me parece "cool" aguantar o tolerar que los niños corran o griten o lo que sea en espacios como cines, restaurantes, etc.

    Los padres deben inteoducirlos también a lo social con amor y cariño, pero también son límites

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    1. No es cool y seguro ue nadie tiene por qué hacerlo. Hay espacios para adultos, espacios para todos y espacios para niños; los adultos a cargo de niños debemos controlar a los que nos tocan, sobre todo cuando están en espacios para todos y cuando por alguna razón les hemos llevado a espacios para adultos. A mí como a cualquiera me molestan los gritos y los sobresaltos fuera de lugar. Pero no quiero evitar pensar en las mil razones por las que eso es así, y elijo tolerar y dejar pasar. Una de esas razones puede ser que a los papás no les da la gana hacer su trabajo; si es eso, qué mal, sobre todo, pobres niños silvestres. Pero tengo frescas en mente otras razones que me hacen sentir, tal vez compasión, tal vez empatía :)

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