Sería bueno, por supuesto, soltar y dejar ir lo que molesta; no hace falta ser budista para conseguirlo, basta con que las ganas de estar bien le ganen a las ganas de tener razón o de poner todo en su lugar. Pero para la mayoría de los seres humanos comunes y corrientes -de los que hablaba en el párrafo anterior-, habrá molestias en relación con aspectos donde estamos emocionalmente atorados, que no vamos a dejar ir con facilidad, por muchas ganas de estar bien que creamos tener. Para "esas" hay que crear modos de desahogo. Yo escribo largas cartas de reclamo, y voy resumiéndolas hasta que quedan un par de líneas: siendo un par de líneas, las molestias son digeribles.
Silvia Parque
Buena técnica!, me gusta
ResponderEliminarUn beso
(para que no pienses mas, es Matilde)
:D :D ¡¡AH!! ¡Es que fui bobita! Yo pensé en Mafalda y en qué empezaba con "Maf" :D :D Qué bonito, Matilde, siempre me suena a "Matilda" y me parece tan lindo ese personaje :)
EliminarUn beso
[La reducción de la queja en palabras, realmente me funciona.]
;o) un beso Silvia
Eliminar:* :*
EliminarOjalá se pudiera borrar en ocasiones la mente. Un beso.
ResponderEliminarSí, Susana, cuántas veces he querido eso...
EliminarUn beso :)
Buena técnica, lástima que la mía sea meter treinta mil gritos, eso sí, luego se me pasa en un instante. :P
ResponderEliminarBesazo
:D bueenoo, si los de alrededor están advertidos y aguantan, ¿cuál problema? ;D
EliminarYo como dolega, treinta mil gritos acompañados con sus correspondientes palabrotas, y frases dramáticas del tipo "me vais a matar" "Cualquier día me largo". A la media hora se me ha pasado todo, y a pedir disculpas aunque yo tuviera la razón, porque las formas me pierden.
EliminarBesitos
:D a mí eso sí que me pondría mala, Inma; pero si los de casa están advertidos y ya no hacen caso a la intensidad, pues ¡hala! Y bueno, la verdad es que ahora que lo dices y pensando en que también lo dice Dolega, creo que podría plantearme dejar pasar más los exabruptos de los demás...
Eliminar¡Besos!