miércoles, 9 de octubre de 2013

Cosas que molestan

Las molestias que se guardan, fermentan hasta que se vuelven veneno y/o hasta que encuentran la forma de salir, casi siempre voluptuosamente. Por eso hay que ocuparse de ellas. En primera instancia sería mejor no molestarse; pero los seres humanos comunes y corrientes nos molestamos.

Sería bueno, por supuesto, soltar y dejar ir lo que molesta; no hace falta ser budista para conseguirlo, basta con que las ganas de estar bien le ganen a las ganas de tener razón o de poner todo en su lugar. Pero para la mayoría de los seres humanos comunes y corrientes -de los que hablaba en el párrafo anterior-, habrá molestias en relación con aspectos donde estamos emocionalmente atorados, que no vamos a dejar ir con facilidad, por muchas ganas de estar bien que creamos tener. Para "esas" hay que crear modos de desahogo. Yo escribo largas cartas de reclamo, y voy resumiéndolas hasta que quedan un par de líneas: siendo un par de líneas, las molestias son digeribles.

Silvia Parque

10 comentarios:

  1. Buena técnica!, me gusta
    Un beso
    (para que no pienses mas, es Matilde)

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    1. :D :D ¡¡AH!! ¡Es que fui bobita! Yo pensé en Mafalda y en qué empezaba con "Maf" :D :D Qué bonito, Matilde, siempre me suena a "Matilda" y me parece tan lindo ese personaje :)
      Un beso
      [La reducción de la queja en palabras, realmente me funciona.]

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  2. Ojalá se pudiera borrar en ocasiones la mente. Un beso.

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  3. Buena técnica, lástima que la mía sea meter treinta mil gritos, eso sí, luego se me pasa en un instante. :P
    Besazo

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    1. :D bueenoo, si los de alrededor están advertidos y aguantan, ¿cuál problema? ;D

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    2. Yo como dolega, treinta mil gritos acompañados con sus correspondientes palabrotas, y frases dramáticas del tipo "me vais a matar" "Cualquier día me largo". A la media hora se me ha pasado todo, y a pedir disculpas aunque yo tuviera la razón, porque las formas me pierden.
      Besitos

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    3. :D a mí eso sí que me pondría mala, Inma; pero si los de casa están advertidos y ya no hacen caso a la intensidad, pues ¡hala! Y bueno, la verdad es que ahora que lo dices y pensando en que también lo dice Dolega, creo que podría plantearme dejar pasar más los exabruptos de los demás...
      ¡Besos!

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