martes, 8 de enero de 2013

Ácido muriático

Cuando era niña quise un juego de química; por alguna razón, no lo pedí; mencioné el asunto siendo ya mayor, y entonces, lo tuve. Antes de tenerlo, compre ácido muriático. Me dijeron que sería útil para limpiar el espacio entre los azulejos del baño. Y fue útil. Hizo efervescencia desintegrando cualquier cosa que conformara el color negro de las líneas que separaban los azulejos; hacía efervescencia y revelaba un color rosa olvidado... así que puse más. Y un poco más. Y un poco más, y todo el baño estaba lleno de fascinante y nauseabundo poder destructor. [Creo que es el mismo impulso que me hace atractivo el sacapuntas eléctrico y las trituradoras.]

Cuando llegó mi marido, la loca que lavaba el baño estaba a punto del desmayo, sin espacio donde dar un paso con seguridad, y poniendo todavía un poco más. Desde entonces, compro ácido muriático al menos una vez al año. No me paso; pero siempre pongo un poquito más.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. Si yo sabía que esto de leer blogs me reportaría algo positivo, porque nunca he sabido como sacar ese moho negro que se crea en las racholas por la humedad.
    El problema es ¿dónde compro yo eso?

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    1. ;) pues aquí hay en cualquier supermercado, es el producto de limpieza más barato entre todos, porque si te pasas creas un desastre ;D

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  2. jajajajaja Eso me ha recordado una de las primeras series de chanquetazos que recibí de mi madre.
    Se me ocurrió quitarle a mi hermano un botecito de ácido clorhídrico y me puse a echar gotitas sobre la tabla de planchar y me fascinaba cuando se hacía el agujero.
    Me pilló mi mamá "in graganti" y la chancleteada fue monumental. :D
    Besazo

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    1. :D :D ¿verdad que es bien fascinante ver las transformaciones de "algo" a "nada? :D :D
      ¡BESO!

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