viernes, 21 de abril de 2017

Reencuentro con el centro de la ciudad

Ayer fuimos a ver una dermatóloga por un detalle en la piel de B, que gracias a Dios resultó ser simplemente una característica suya. El consultorio está en el centro de la ciudad, por lo que por primera vez desde que llegamos al Rancho-Grande, nos alejamos de la casa.

Sentí "algo" cuando entramos al centro: un poco de pena y miedo de sentir dolor. Yo estudiaba por ahí y durante buen tiempo, el papá de B vivió por ahí, así que eran nuestros rumbos. No deja de sorprenderme cómo me fue tan totalmente desconocida la posibilidad de que un día, yo viera esas calles -yo existiera- sin que él me amara, sin sentirme suya.

Tomé un taxi al salir de la consulta. Volvimos a la casa por un camino diferente al que habíamos hecho para llegar al consultorio. Por ahí, no reconocí nada hasta que llegamos al periférico; conocía ese aire, ese cielo e incluso el material de las construcciones, pero nada más.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. A mí me cuesta volver al barrio de mis padres. Un beso.

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  2. Es el sabor agridulce de la vuelta al pasado.
    Besos.

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    Respuestas
    1. Así es. Me alegro de que el sabor no sea amargo.
      ¡Besos, Macondo!

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