miércoles, 12 de abril de 2017

Crisis de adaptación: dos por una


Anoche, B tuvo fiebre como reacción a una vacuna. La metí a bañar dos veces y estuve largo rato humedeciéndole la frente; no podía darle antipirético, según la enfermera que la vacunó. Hoy amaneció resfriada y de una sensibilidad al máximo nivel, con lloriqueo constante. Está en crisis de adaptación y resiente, sobre todo, la falta de la presencia física de su papá. Ayer me apenó verla correr a la puerta y oírla insistir en que abriera porque ya había llegado su papá; pero hoy, le puse "El surco", dijo "teléfono de papá" y cuando le aclaré que no, que yo había puesto la canción en la computadora, se puso a llorar y ahí sí me estrujó el corazón. Tal vez otras veces ha pasado igual cantidad de días sin verlo, pero estaría mucho más pequeña y no tendría a la mamá estresada.

Sé que le transmito mi estrés. Es más: creo que todo su malestar, incluyendo el efecto en su cuerpo de la vacuna, tiene origen en la aprehensión inconsciente que hace de mi malestar. Creo en esas cosas. Pero empezando por lo evidente, nunca -al menos desde la adolescencia- he podido ser como soy, estando con la familia, así que mi niña debe estar extrañando no solo sus cosas, sus espacios y a las personas que estaban en su vida, sino también lo que conoce y no está teniendo de su mamá. Me toca trabajar al respecto y pues... mañana será otro día. Mañana la miraré más a los ojos, hablaré más con Dios y estaré más a gusto. Atenderé mejor su necesidad aunque implique mirarme al espejo en su lloriqueo.

Los adultos a menudo aprovechan que los niños suelen acostumbrarse rápido a todo, para negar o minimizar el dolor infantil frente a las pérdidas. Tengo en mente a una niña que conozco y que llegó de una sesión de terapia diciendo a su mamá que estaba enojada con ella porque X y Y. Lo tengo en mente como punto de comparación porque con los niños que no pueden verbalizar ni lo que está pasando -objetivamente- ni lo que les está pasando -en lo subjetivo-, se hace a menudo como si no pasara nada. Al rato se distraen y los adultos asumen que la cuestión ha sido trascendida. Pero no es tan sencillo. Tampoco hay que hacer drama, pero no es tan sencillo. Y en eso andamos.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. No quise comentar nada por discreción y por poner el foco en lo bueno del cambio. Pero la verdad es que sí pensé cómo encajaba en la ecuación del cambio que siguiera viendo a su papá. Nos has contado que se veían mucho incluso salíais a comer por ahí los tres juntos. Eso la niña lo va a extrañar mucho (y el padre, supongo). Además a ti te verá cambiada, pero creo que le afectará más la ausencia paterna...
    Espero que encontréis la fórmula para obtener lo bueno del cambio y mitigar este lado menos bueno.
    Un beso

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Sí, Matt; a pesar de que con nuestro cambio de casa anterior, su papá ya no podía verla todos los días (eso fue como mes y medio), siempre ha estado presente en su cotidianidad; que nos separáramos no lo convirtió en un papá que va de visita. ¡Y qué relación tienen! Él es consentidor, usualmente ecuánime, empático, cariñoso; le pone atención a un nivel persona-persona del que rara vez disfrutan los niños chiquitos. Su interacción con ella es muy diferente que la mía, desde las cosas típicas de un papá, como que la carga tomándola de las piernas, haciéndole el "mundo al revés". Un montón de cositas.
      Por lo pronto, hablan por teléfono; espero que pronto puedan verse en videoconferencia.
      Realmente, tengo que hacer que esto valga la pena.
      ¡Un beso, Matt!

      Eliminar
  2. Tú sabes ponerte en el término medio, que es en el que se supone está la virtud. Los niños tienen una gran capacidad de adaptación, pero es un error infravalorar su sensibilidad. A todos los cambios cuesta adaptarse, aunque sean para bien.
    Es bonito que tu hija eche en falta a su padre. Quiere decir que tanto él como tú lo estáis haciendo bien con ella.
    Ánimo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por ese voto de confianza, Macondo; la verdad es que los términos medios se me dan requetebien analizando las cosas, pero a la hora de "vivir" ya no tanto.
      Fíjate qué no había enfocado esta falta que siente mi niña como la planteas y tu apreciación me abre la ventana. Es verdad que en general, en lo importante, lo estamos haciendo bien, y si lo estamos haciendo bien será que encontraremos como hacerlo bien también en esta situación. Te agradezco mucho :)

      Eliminar