jueves, 9 de marzo de 2017

Fuera de temporada

Las personas suelen decir que cada cual tiene derecho a lo que le dé la gana mientras no haga daño a los demás, pero piensan o sienten que los otros "no deberían" hacer tal o cual cosa. Cuando tienen oportunidad de expresar su opinión más o menos al aire, como a menudo sucede en las redes sociales, sueltan cosas como por ejemplo, que "los gordos no deberían usar ropa entallada" o las mujeres mayores "no deberían pintarse el cabello de azul". Depende de cómo se comente, esto puede ser realmente agresivo. Todo esto lo refiero para declarar que a mí, de verdad, en la mayor parte de estos casos, me parece normalísimo que la gente tenga un aspecto u otro, que se mueva así o asá y que viva parada de cabeza si le viene bien. Será porque en muchos sentidos he sido rara. No necesito "tolerar"; acepto sin cuidado ni miras.

Dicho lo anterior, declaro también que hay algo en lo que me sumo a esta forma de ser de "todo el mundo". Debe haber más cosas, pero esto lo tengo fresco porque en los alrededores de mi nuevo hogar he tenido ocasión de topármelo cada día. No tendría por qué importarme, pero le presto tanta atención que estoy escribiendo esta entrada al respecto. Me parece fuera de lugar, le pongo tache doble y me hace sentir el impulso de ir a arreglarlo yo misma donde lo veo.- Son los adornos fuera de temporada. Adornos de navidad en marzo, adornos de día de muertos en febrero, adornos de las fiestas patronales casi un año después de que se celebraron.

Entre todos, los que más me molestan son los adornos navideños. Que yo entiendo que da flojera quitarlos, pero ¿cómo soportan vivir con ellos? Se ven arruinados, cubiertos de polvo, desteñidos. ¿Por qué imponerlos a la vista del transeúnte que está pensando en el día que es, del mes que es? Ya sé que como en los casos de las mujeres que amamantamos donde queremos: a quien no le guste, que mire para otro lado. Pero aquí entre nos: ¿no pensaron que si no iban a poder quitar esos moños de lo alto del pino, mejor no ponerlos? ¿No pueden pagarle a alguien para que lo haga? ¡¿No tienen hijos a los que puedan obligar a hacerlo?! Yo podría ayudar.

Silvia Parque

8 comentarios:

  1. Jajajajaja me parto contigo.
    Un beso y feliz fin de semana

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  2. Ya veo que te pone absolutamente de los nervios.
    A mí una de las dejadeces que más me llamaba la atención (realmente me producía más risa que enfurecimiento)eran las personas que cuando se cambiaba oficialmente la hora no la modificaban en su reloj. Cuando a los seis meses se producían un nuevo cambio que volvía al anterior, te decían orgullosas que tú habías tenido que cambiar dos veces y ellas ninguna. No sé por qué me ha venido esto a la cabeza.
    Besos.

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    1. ¡Muy listos, ellos! Pero oye, al menos no ponen su reloj a la vista de todo el mundo XD
      ¡Besos!

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  3. Molesta la dejadez y la desídia, el no querer quitar una ornamentación muy puntual respecto a un tipo de celebración, pierde su sentido fuera de temporada. pero hay quién no lo entiende y dejan que las cosas se vayan deteriorando.
    Pero en fin, a mi cada vez estas cosas me importan menos, lo único que me fastidia es la mala educación.
    Saludos.

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    1. Es que no tiene por qué importar. A saber cuáles sean las razones de los otros y al final, ¿qué daño hacen a los demás? Pero me molesta, ¿qué le voy a hacer? XD
      ¡Saludos!

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  4. Jajaja Silvia, te da un yeyo si te vienes a mi islita donde la ley es aquella del menor esfuerzo posible! Hasta mi hija lo nota :D

    Ojalá no tengas esa vista en la ventana, o serán cortinas!

    Un abrazo.

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    1. Afortunadamente no tengo la vista en la ventana, o capaz que habría ido a ofrecer mi ayuda al vecino ;) Pero en realidad, no creas que soy trabajadora o que valoro mucho que otros lo sean; nunca juzgo a los demás por un jardín descuidado, por decirlo de algún modo. ¡Solo en esto me vuelvo bruja!
      Un abrazo, Taty.

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