jueves, 5 de enero de 2017

Rápido

Hablo rápido. Cuando era jovencita debían repetirme que hablara despacio. En la medida en que fui más o menos consciente de mí misma y fue interesándome controlar esa velocidad, fui hablando menos rápido. También fui tratando de caminar menos rápido, de comer menos rápido; pero mi forma de ser tiende a lo impetuoso-torpe: así cocino, por ejemplo; preparo cosas deliciosas, pero lo mío no son las delicadeces a fuego lento que tardan un día en estar listas. Eso está bien. Hay otras cosas en las que pongo una velocidad de la que luego sí me arrepiento: las cuestiones en las relaciones con las personas.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. Mi padre —que era un poco exagerado— decía que hacía muchos años que no me entendía absolutamente nada de lo que decía. Más que hablar deprisa es que no debo vocalizar demasiado. Lo de andar deprisa sí me sucede. Siempre parece que llego tarde a los sitios. Creo que si fuera paseando por la calle me caería para los lados. Para otras cosas, sin embargo, soy bastante pausado.
    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es verdad que hay quien tiene la gracia de hablar muy rápido y que se le entienda; a mí a veces mi abuela no me entendía y solía hacer notar que conmigo era peor que con mi mamá, que también habla rápido. Qué curioso, yo te habría imaginado andando despacio y hablando no precisamente despacio, pero no rápido :)
      También me pasa como a ti en otras cosas: soy lenta, por ejemplo, para tomar muchos tipos de decisiones.
      ¡Besos, Macondo!

      Eliminar
  2. Viva a a tiempo
    Viva a su velocidad interna
    No se acomode a los tiempos de otros
    Si se quedan atrás o no la entiendan
    El problema es de ellos
    No es tu culpa que vivas en frecuencia distinta


    Feliz 2017

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Vaya, Carlos! Nunca lo había visto de esa manera y me gusta :) Gracias por el consejo.
      ¡Feliz 2017!

      Eliminar