sábado, 22 de agosto de 2015

De persona a persona

Esta semana volví a subirme a un camión. No lo había hecho desde que nació B. Iba yo sola; haremos lo posible para que ella no conozca el sistema público de transporte de Querétaro, mientras siga siendo ineficiente, inseguro y sucio. Pero yo tendré que usarlo de cuando en cuando, e iba de regreso a mi casa, luego de lo que salí a hacer... vi un lugar vacío junto a una ventana. La mujer en el asiento del pasillo no se inmutó; le pedí permiso para pasar, y prácticamente no se movió, como si no entendiera. Yo me dije "pues voy a pasar, cómo que no", y atravesé por el angosto espacio entre sus piernas y el asiento de adelante. Un segundo... tal vez tres segundos pasaron antes de que entendiera que era una persona indigente. El olor me llegó en el primero de los dos pasos que se requerían para llegar al asiento de la ventana. Ella estaba realmente sucia, aunque no iba vestida de manera extraña o con ropa raída; de hecho, no había nada indecoroso en su vestido o en su modo de andar. ¡Pero qué olor! Me aparté lo más que pude y casi saco la cabeza por la ventana. Me sentí muy mal. Primero me digo a mí misma "pues paso porque paso, qué le pasa a usted", y luego no quiero estar cerca. Una persona, igualita que yo, hasta bonita. Tal vez no tenía mucho tiempo en la calle; tal vez su familia la estuviera buscando o viviera con el apuro de saberla por ahí, en esas condiciones... Así que me senté con normalidad, y traté de portarme como creo que es correcto para alguien que se dice cristiana. Pero no pude más que actuar -que no fingir-. Fui por los diez minutos que compartimos, pensando, ¿y si tiene piojos? ¿Si me los pasa? ¿Si le brincara un piojo a mi niña? No es la mejor actitud, pero es la actitud que me fue posible. Se desocuparon dos lugares, pero me pareció que sería evidente que me estaba alejando de ella, así que me quedé donde estaba. Se bajó. Me recordó a una tía: de verdad era una mujer bonita. Me habría gustado ser amable de verdad; pero un día...

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. Yo puedo ser comprensivo con quien tiene dificultades para acceder a una ducha, pero quien la tiene en casa y no la utiliza con frecuencia es un guarro y no tiene perdón. Hay gente que solo se lava cuando tiene que ir al médico. ¡Qué asco!
    Besos.

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    1. Yo soy muy comprensiva con estas cosas de la gente, y en realidad mi olfato no es muy sensible... pero hay veces que sí es grave la cosa :S
      Besos, Macondo.

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  2. Es duro no saber qué hacer en estas situaciones. Un beso.

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    1. Sí :S O bueno... sí saber qué hacer y que sea duro hacerlo...
      Un beso, Susana.

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