miércoles, 3 de junio de 2015

El sentido de la hora

Creí que la niña había pasado mala noche, pero no; fue una mala mañana. Nada terrible, afortunadamente, pero estaba incómoda por gases: se quejaba, interrumpía su comida, lloriqueaba un poco, quería comer de nuevo, y así sucesivamente hasta que la luz del sol me hizo enterarme de que era tardísimo. Estoy perdiéndome en el tiempo. Será necesario que trabaje hasta tarde, y entre eso, y que no tengo relación con la vida fuera de la casa, la hora deja de tener sentido.

Silvia Parque

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