viernes, 2 de enero de 2015

Treinta minutos de caminar, en el embarazo

Hacer ejercicio fue uno de mis propósitos, varias temporadas; a veces al inicio de año, a veces en otro momento. Intenté correr, pero lo hice mal y me lastimé pronto. Probé calistenia en casa y rutinas de gimnasio. Fui feliz cuando conocí el "circuito"; pareció a la medida de mis necesidades. Pero siempre "pasaba algo": me resfriaba, salía de viaje, se hacía difícil dar el pago del mes; "algo" que habría podido ser solo una interrupción, pero que a mis pocas ganas de movimiento, les venía como anillo al dedo para abandonar. Y abandonaba.

Ahora es verdaderamente importante que me mueva. Bueno, nada dramático, pero me importa. Antes, el motivo poderoso siempre fue estético: quería más firmeza por aquí y menos volumen por allá. En los últimos años, se agregó un interés que también fue capaz de sacar mi trasero del asiento: me encontré realmente necesitada de energía, y sé que paradójicamente, el buen cansancio revitaliza. Habría que haber considerado, también, que dos médicos me indicaron ejercicio moderado como parte de sus recetas, pero la verdad es que es que no lo consideré más que un rato.

Así ha sido mi relación con el un, dos, tres... Pero he vuelto a empezar por el embarazo. La panza me pesa de un modo que creo que si no me acostumbro a moverme ahora, se me hará muy difícil moverme en un par de meses. Además, quisiera que fuera parto natural, y para eso hay que estar más o menos en forma.

La meta es treinta minutos diarios de caminar. Hoy he conseguido diez.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Por algo se comienza, hoy diez, mañana quince y así :)
    Ánimo, el que persevera alcanza.

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