jueves, 4 de diciembre de 2014

Cosas que no sabía sobre el embarazo

Estas no son cosas que no se sepan, sino cosas que yo no sabía. Es simpático que ignorara tanto sobre una "situación humana" tan "presente", y hasta es un poquito preocupante ser tan ignorante cuando se supone que me han importado los temas "sobre las mujeres". Pero así es la cosa...

No sabía que todo el cuerpo está embarazado. Es normal que las defensas bajen, por lo que se hace más probable que lo que hubiera afectado sin embarazo, afecte. El médico se fija en los tobillos, por si se han hinchado. Recomiendan cuidados dentales. Leí que las uñas crecen más rápido o se ponen quebradizas: a mí me crecen mucho más rápido que siempre.

No sabía que se siente cómo crece el útero. Tenía en cuenta lo de las pataditas cuando la panza ya está crecida, o que el peso de la panza se siente en la espalda. Pero antes de que se note el embarazo, cuando lo crecido del vientre puede ser hinchazón por la cena de una noche antes, empieza a haber calambritos, como pequeños piquetes; nada para sufrir, pero sí duele.

No sabía del superpoder olfativo. Creo que disminuye con los meses. Debe ser así para poder cambiar pañales después. Al principio, era extraordinario. Cuando llegué a Querétaro me pareció que muchas partes -sobre todo esquinas- del centro de la ciudad, olían a orina; pero con el tiempo dejé de percibirlo. No me tocó pasear por el centro al principio del embarazo, sin embargo, cada vez que salía a la calle, podía jurar qué lugares de mi camino se habían usado como baño público. A la hora de cocinar, varias veces hubo que abrir no solo las ventanas, sino la puerta, para hacer corriente de aire y que saliera el aroma. Las sardinas se volvieron insoportables.

No sabía que las hormonas pudieran tener un efecto tan increíblemente inmenso en el estado de ánimo. Después de los treinta, empecé a sentir que mis hormonas -en relación con mi ciclo menstrual- influían en mi "emocionalidad"; tomar conciencia de ello fue suficiente para, digamos, "manejar" la situación. Nada que ver con esto: lloro con la mayor facilidad del mundo. Todo me estruja el corazón. Todo me conmueve. Leí que hacia el final del embarazo, una mujer tiene tanto estrógeno, como el estrógeno de tres años de una mujer no embarazada. ¿Será posible que me ponga más llorona?

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. Sí, será posible ;)
    Yo estoy muy mema, todo me emociona.
    Besos!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Ay, Dios! Ya me veo...
      ¡¡Pero tú ya mero!!
      ¡Besos, Matt!

      Eliminar
  2. jjaja es verdad! todo tu cuerpo cambia, es increíble. Se notra en el cabello, en la piel... Cada mujer lo nota distinto, algunas para mejor, otras no. Yo llegué a temer que mi cuerpo no volviera a ser el de antes nunca más jajaja pero sí que vuelve. No exactamente como antes, pero casi, créeme. Estar embarazada es rarísimo, a veces agotador y a veces, cuando notas al bebé, por ejemplo, maravilloso. Yo, después de haber parido, a veces veía a otras embarazadas con envidia, echando de menos cuando lo estaba yo, ya ves :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La verdad es que yo no pienso algo como que mi cuerpo pudiera quedarse así, porque no siento como si mi cuerpo hubiera mutado hasta convertirse en otro cuerpo, sino que lo siento "ocupado", "en crisis" (en el sentido literal del término). En mi experiencia, es cien por ciento como dices: "rarísimo, a veces agotador y a veces [...] maravilloso" :)

      Eliminar