martes, 11 de noviembre de 2014

El espectáculo de niños portándose mal

Soy pedante, sí: no me hace gracia el espectáculo de niños portándose mal, y si fuera su pariente, me daría pena exhibirlo.

Últimamente pongo atención en las mamás y papás que veo por la calle con hijos pequeños, y de verdad que no juzgo mal a los que tienen chiquillos inquietos, ruidosos, o que parecen de alguna forma descontrolados; así pasa. Pero entre eso, y hacer del mal comportamiento un chiste, hay distancia.

AQUÍ el video del programa de Jimmy Kimmel, en el que se ven las reacciones de niños a los que su papá o su mamá les dicen, que se han quedado sin su botín de Halloween: que papá o mamá se han comido los dulces. No sé si es una mala broma, pero al fin, es una broma. Ya había visto el video de otro año... Parece que entre más grosero el niño, o más descontrolada la reacción, más gracioso. Pero hay cosas de las que, como público, en verdad no me río. Que sean niños no es permiso "para todo". De hecho, aparecen preescolares y un niñito de maternal, con reacciones realmente dulces -valga el uso del término "dulce", en este contexto-. No es cuestión de que tengan un temperamento tranquilo -con el que se nace-: puede verse a un niño evidentemente alterado, que con sus poquitos años se controla para decir "no hay problema" y acercarse a abrazar a su mamá -supuesta perpetuadora del crimen-. Supongamos que esto eso es mucho pedir. En un niño "normal", la bromita provocará reacciones de tristeza y enojo que se traducirán en un exabrupto. ¡Vale! Después de todo: tremenda injusticia. Pero una cosa es alzar la voz para decir: "¡Estoy enojado!", y otra cosa es soltarle una palabrota a tu papá; una cosa es hacer una pataleta en la cama, y otra, arrojar todo lo que encuentres al piso -incluyendo un plato de vidrio-. Entiendo la vena dramática del que reclama: "arruinaste mi vida"; pero hay niños muy grandecitos portándose como pequeños bebés o gritando a sus papás en plan francamente grosero. Eso no me parece gracioso.

Silvia Parque

6 comentarios:

  1. Si te fijas las reacciones más feas y desagradables paradójicamente son de niños más grandecitos, que ya deberían tener cierta capacidad de control, y lo que es peor es esa pose ante los padres de intolerable! Aquí mando yo y eso a mí no se me hace.
    Mi primera reacción es - vaya par de tortas te hacen falta - pero no sé si a los niños o a los padres jaja. No son necesarias si antes de ésto los padres no permiten al niño la sensación de ser el reyezuelo tiránico de la casa, hay que empezar desde bebés a educarlos en la frustración y en que no todo se consigue al primer grito, es normal que se enrabieten pero de ahí al ataque de ira hay una diferencia importante.
    Besos (te contesto, lo prometo, pero se me hace difícil Silvia, necesito el estado de ánimo adecuado)

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    1. Exactamente. Eso debí haber dicho: es eso que llamas "pose ante los padres de intolerable", esa imagen que dan de ser "reyezuelos tiránicos". Y efectivamente, son los más grandes. Se ven nefastos chillando como niños de dos años, totalmente descompuestos, pero lo más desagradable es la agresión con la que enfrentan a los papás, a mi parecer, totalmente fuera de lugar, desapareciendo los papeles. Y sí, parece que les falta un "hasta aquí" que haga mella, pero no se sabe si a ellos o a los papás, porque a los papás les ha debido parecer gracioso como para compartirlo con el mundo ¿?
      Son preciosas las reacciones de algunos de los chiquitos. El que pone carita triste y luego cambia la cara y dice sonriente que "no importa"; el que muy inteligentemente le dice a su mamá que debe dolerle la panza; la que sugiere que el otro año habrá que pedir más. Pero a lo mejor cabe valorar más la del niño que prácticamente está temblando cuando dice que no importa; porque los otros realmente lo superan de inmediato, pero este otro pequeñito, no; está alterado, y sin embargo, se controla, y no se controla "tragándose" su emoción, sino que va a buscar el cuerpo de su mamá para consolarse, encargándose de sí mismo. ¡Y es mucho menor que unos grandulones haciendo payasadas!
      Luego la gente se va de extremo a extremo, y pretende que un bebé no llore, o no consuela a un niño después un berrinche, por el miedo de que vaya a repetirlo; pero ¿no notarán la diferencia? Está en eso en la actitud que señalas...
      ¡Besos! [¡No te presiones nunca por contestarme! Amo que lo hagas, pero me gusta que sea como pueda ser ;) ]

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  2. A mí tampoco me parece gracioso. Me parece preocupante. Un beso.

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    1. Pues sí: es preocupante. Pensemos que esos niños de nueve-diez años, cuando tengan quince o dieciséis, a lo mejor ya no chillan, ¿pero cómo van a gestionar un conflicto en la escuela? Con unos años más, ¿cómo van a conducir un coche por una avenida congestionada? Y la gente riéndose de eso, ¿qué pensará? ¿Les parecerá normal con sus propios hijos?
      Un beso, Susana.

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  3. Es como dice Inma: hay que educar en la frustración desde bien pequeños. Cada uno tiene su temperamento pero si educas bien, aprenden a controlarlo. La procesión va por dentro pero la manifestación externa se puede controlar.
    A mi me repatean los niños montando numeritos sobreactuados.
    Un beso

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    1. Sí: qué bien por los que la tienen fácil; pero si no, si son de "sentir mucho" las cosas, pues con la pena: para vivir en el mundo hay que controlarse. Y de verdad que no me refiero a obligarles a reaccionar como "gente madura"; que lloren, que hagan una mueca, que levanten la voz, que su cuerpo exprese inquietud, me parece aceptable; son niños. Pero hay reacciones tremendas, actitudes groseras; creo que son niños que "en pequeño" reaccionan así a otras cosas; se les ha permitido tener esa actitud.
      ¡Un beso, Matt!

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