lunes, 6 de octubre de 2014

Hacer crecer el querer

Algunas personas se burlan del rey del Principito, que ordenaba al sol que saliera, al amanecer -o que se pusiera, justo al atardecer, no lo recuerdo-. A mí me parece inteligentísimo, y creo que el mismo principio aplica con las personas. A la gente no hay que pedirle lo que no está en su naturaleza, o dicho con mayor propiedad, lo que no corresponde a su modo de ser... vaya: lo que no les nace. Esto no salva a nadie de todo lo que no quisiera hacer, y debe hacer: los niños han de aprender a leer y a hacer cuentas, aunque si por algunos fuera, solo cantarían y bailarían; las personas adultas habrán de encontrar la manera de hacerse cargo de sí mismas, aunque prefieran ser un hongo colorido al lado de un lago; no me refiero a eso. Aunque también un poco: porque debemos cumplir con "algo", llevar a cabo una función o atender una tarea, pero habría que dejar a cada cual que lo hiciera a su modo... Sin embargo, yo a lo que me refiero es a las relaciones personales. Tampoco a todas: hay unas fundamentales cuyos "deberes" están llenos de implicaciones trascendentales: ser padre, ser madre, ser esposo o esposa. Un esposo, por ejemplo, habrá de dar soporte emocional, aunque lo suyo sea más bien brindar ayuda práctica; ni modo: es parte del paquete. Pero un amigo, una amiga, un tío, una tía, los primos, los hermanos, no tienen una serie de "cosas por cumplir". Está el amigo con el que se hace esto, y el amigo con el que se hace lo otro; el que no te va a acompañar al hospital, pero te puede enviar flores. Aunque parezca que acompañarte junto a la cama en la enfermedad, vale más; creo que el gesto de las flores, salido de la buena voluntad, en realidad no vale menos. Cada cual da, no precisamente lo que tiene, sino según su ser, y apreciar la diversidad nos hace posible querernos: hacer crecer el querer en nuestra vida.

Silvia Parque

12 comentarios:

  1. Completamente de acuerdo Silvia, a cada uno en la medida de sus posibilidades, y sí, hasta con la pareja incluso. En nuestra mano no está el cambiar a nadie ni obtener lo que el otro no puede darnos, por mucho que lo necesitamos. Lo que sí está en nuestra mano es aceptar eso o no, es decir, el otro da lo que puede o sabe, y yo decido si lo acepto así o no, si lo acepto lo que no puedo es estar luego quejándome porque no cubre mis expectativas, porque entonces lo que debo hacer es no aceptarlo. Al contrario igual, yo siempre voy avisando de hasta donde llego, de que soy un desastre, de que no soy detallista ni cumplo los mínimos, para que quien quiera acercarse sepa lo que hay y luego no se decepcione ni me haga sentir mal exigiéndome en contra de mi naturaleza y sobre todo no me venga con quejas, yo ya advertí, si me quieren así bien, sino, a otra cosa.
    Besos

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    1. Creo que fundamentalmente tienes toda la razón. Eso es lo central de lo que digo: cada cual lo que es, y si no queremos eso, pues no queremos a esa persona; además: no tenemos el poder de cambiarle, así que renegar de lo que hay no lleva a nada, excepto al fastidio; intentar cambiarle puede ser agotador e incluso violento.
      Pero sí hago una distinción; creo que hay relaciones en las que "esa relación" implica unos "básicos", y si te metes en la relación, seas como seas, esos básicos "tocan". Aunque en realidad podría decirse de cualquier relación, supongo que esto es más "así" en la relación de pareja y en la relación para con los hijos. Lo que no tiene sentido es aferrarse a que estos "básicos" sean "cumplidos" de una manera o de otra. Pero, digamos... el hablarle "bien" al otro: aunque estrictamente aplica lo que dices: "yo hablo así, así me conociste, me enojo e insulto, si te gusta bien, y si no, terminamos". Creo que una vez que se entra en una relación de pareja, y se permite que la relación "madure", pues "toca" hablarle bien a la persona, aunque no sea algo que "se te dé". Por supuesto, si el grosero se niega, ni modo de obligarle... o tal vez haya a quien realmente no le importe cómo le hable su pareja y pueda hacer pareja sin problema con esta persona... el caso es que creo que cada cual como es, pero que esta idea se presta para un "así soy y nadie me diga ni me pida", cuando hay unos cuantos -solamente unos cuantos-, que sí que están en posición de decir y pedir... algo así...
      ¡Besos!

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    2. Comprendo lo que dices, y por supuesto está incluido en mi planteamiento...es difícil expresar y tocar todos los puntos. Claro que no estoy hablando de que eso te permita ser un impresentable, hay mínimos que cumplir sin los cuales simplemente no puede darse ningún tipo de relación, o no debería darse. El "yo soy así" sirve para decir por ejemplo "no esperes que recuerde tu aniversario" pero demuestro que me importas de otras maneras, o tengo muy mal genio y cuando exploto soy insoportable, pero en contrapartida, como compensación, te cuido, me preocupo y me ocupo de ti...no sé...cada uno debe poner en la balanza y ver qué. No obstante sigue estando en manos del otro aceptar o no eso, el poder de decisión hay está.

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    3. Releyendo mi respuesta primera veo que sí...se me ha ido la mano con mis últimas frases jajaja, menos mal que es para ponerme mal a mi misma, y que tu me entiendes, como es el lenguaje y que pronto se nos escapa de las manos.
      Eso de que no cumplo los mínimos, en fin...a veces los rebaso con creces, depende, y lo de si me quieren así bien y si no a otra cosa suena prepotente a tope, depende también de cuanto me importe la otra persona, siempre con unos se da más que con otros.

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    4. Eso es. Vale que no hay que querer cambiar al otro, pero no me gusta el "yo soy así y te aguantas" llevado al extremo. El amor es también sacrificio y hay que cubrir unos mínimos, como tú dices, aunque no se te de.

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    5. Siempre queda algún punto que se puede desarrollar más... Yo creo que no es necesariamente prepotente decir "yo soy así, y si no les gusta no se me acerquen"; creo que es válido, excepto en relaciones de amor-amor. Por ejemplo, hay madres que no son cariñosas; aman a sus hijos, les cuidan, les proveen, les hablan, pero no hacen caricias ni dicen cosas bonitas. Por más que el hijo o hija se acostumbre a eso, en algún punto le hará falta lo que no está recibiendo, y esa mamá haría bien en encontrar el modo de dar un poquito de lo que no "se le da" naturalmente... Yo me extiendo, pero es como has dicho, y como tan bien ha rematado Telma.

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  2. Realmente cada uno es como es y hay que aceptarlo así. Pasa con los hijos que son todos diferentes y a todos los queremos. Un beso.

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    1. Sobre todo porque ¡así es! Y la diferencia puede tener su valor. Mis hermanas y yo somos tan diferentes una de la otra... :)
      Un beso, Susana.

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  3. Sorbiendo el te verde tibio termina la lectura antes de comenzar, propiamente, la jornada laboral.

    Una sonrisa, un comentario adentro. Igual uno siempre puede decirse: "Las personas mayores son muy extrañas".

    Y, además, tenía ministro de...de..JUSTICIA.

    : )

    ¡Saludos!

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    1. Sí que "Las personas mayores son muy extrañas" :)
      ¿Tenía un ministro de justicia? ¿Qué no vivía solo en su planeta?
      ¡Saludos, Mel! :D

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    2. Vivía solo, pero según él, tenía un ministro de justicia :)

      ¡Saludos!

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    3. ¡Anda! ¡Qué bello! :D
      ¡Besos!

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