jueves, 11 de septiembre de 2014

Problemas

Estaba en la sala de mi amiga, compartiéndole mis preocupaciones adolescentes, cuando su hijita, de cuatro o cinco años -tal vez seis-, se orinó. Mi amiga atendió a la niña, y le pidió a alguien que fuera a cambiarla de ropa. Cero alteración. Lo que hizo fue acercarse a la niña, decirle algo breve en el sentido de "ha ocurrido esto", y poner en marcha la logística "cambio de ropa". En mi casa habría sido muy diferente. Habría sido un problema.

En otras edades, la "cosa tremenda" puede ser que el hijo faltó a una clase, que reprobó una materia, que fumó, que lo que fumó fue mariguana, etc. No estoy diciendo que uno solo de estos eventos sea como para no tenerlo en cuenta; solamente señalo que lo que es "problema" en una casa, no es problema en otra, y que además los problemas suelen verse enormes, como si lo fueran en sí mismos, y no por lo que nos representan.

Por esos años en los que me desahogaba en la sala de mi amiga mayor, convivía de lejos con un tipo -en realidad era un joven- sin dinero, con dificultades, y nada feliz. Según me contaron la historia, había sido lo que se dice un hijo de familia, y un día, como a los trece años, se puso borracho; tan borracho, que llegó a su casa hasta la madrugada. Tal vez quepa señalar que se puso así de borracho, precisamente porque no tomaba. El caso es que los papás, ni tardos ni perezosos, lo llevaron a un "anexo" (un centro de tratamiento para adicciones, que funciona en forma no regulada por el Gobierno). Cuando salió de ahí, apaleado en todos los sentidos, sí que tenía un problema.

El marco de realidad hace de un hecho o un evento, algo "problemático" o "no-problemático"; hace de un problema, algo por resolver o algo terrible. La pasamos mejor con menos problemas, y nos enfrentamos mejor a los problemas que no nos espantan. Podemos ejercitar la mirada para entendernos mejor con la realidad; así encontraremos menos problemas, y casi nada, o nada terrible. Es cuestión de entrar en calma y tomar perspectiva.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Tienes toda la razón. Cómo vemos los problemas (o a las personas como contabas en otra entrada) determina mucho la magnitud del problema.
    Con más perspectiva todo se suaviza.
    Un beso

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