jueves, 21 de agosto de 2014

La diferencia

"La diferencia entre un superhéroe y un supervillano, es un superpapá". 
Magdiel Miranda

Todos somos fastidiados de alguna manera por un papá o una mamá; viene con el paquete. Mi mamá me fastidió durante varios años -mientras me dejé- con el designio explícito: "eres diferente". Entre el poder de su palabra, y la evidencia de mis diferencias, no tenía escape. Y no me gustaba.

Pasé del citado no-gusto, a cierta desesperanza. Siendo como yo era, no podía relacionarme con normalidad. Me apartaba, y no ayudaba, por ejemplo, que mi mamá prohibiera que yo hablara "como los demás niños": yo había de decir las palabras correctas y completas. Mi abuela tampoco ayudaba en eso; mis hábitos eran inusuales incluso para el resto de la familia; por ejemplo: no sé de cuál sería la ocurrencia, pero como a los ocho años, yo cenaba a las seis de la tarde, cuando los demás niños jugaban, y no para jugar después, sino para irme a la cama. Creo que no se quejan de que les salí rara, porque al cabo de los años, han de saber que estaban fraguando rareza...

Como cinco años de diván, costó mi reeducación en el tema "yo y los demás" (así, con el burro por delante). [Por cierto, buena parte de los honorarios de mi analista, fueron pagados por mi buena mamá.]

Finalmente, aprendí que puedo equivocarme, como todos; que tengo las necesidades comunes a la generalidad de las mujeres; que las consecuencias determinadas para ciertos actos, también se aplican para mí. Y el proceso de verme como los otros fue a la par del aprendizaje de que esos otros son personas.

Descubrí mi singularidad, y la fui queriendo. [Entretanto: caos, crisis, reinicios; amor.]

Entonces, crecida, elijo la diferencia. No la que a todos nos toca -nadie es igual a alguien más-, sino la que veía mi mamá: la que ella dijo.

Silvia Parque

10 comentarios:

  1. A mí mi madre me lo dijo de una manera más bonita: algunas flores tardan más en florecer que las demás, pero luego son las más hermosas. Todavía me acuerdo. Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Je! Yo también era "diferente" en mi casa, aunque nunca se utilizó en sentido positivo, ser diferente era ser rara, jodidamente rara y complicada. Me lo creí y mi autodefensa fue recrearme en eso en lugar de intentar adaptarme a sus cánones y contentarlos, y reivindicar mi rareza con orgullo y gritarla y pasársela por las narices, con lo que consiguieron que una niña tímida e introvertida vale, incapaz de aceptar que quisieran controlarla en todo sí, pero normal y corriente, se convirtiera en una rebelde sin causa, justo lo que pretendían evitar.

    ¿Sabes lo que comentas de cenar a las 6 mientras el resto de niños jugaban? Con mi hija siempre me ha preocupado mucho ese asunto, siempre me ha dado miedo que el hecho de que yo impusiera normas diferentes al del resto de mamás le creara a ella cierta inadaptación, por eso relajé mucho bastantes de los criterios en como yo la habría educado, en favor de lo que hacían la mayoría, para que no se sintiera diferente ni desconectada del resto. No sabes si aciertas, eso ha supuesto dejarle hacer cosas con las que no estoy de acuerdo, por lo que siempre he estado dudando si hacía lo correcto o no. Es difícil

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :D Creo que hay un tramo en el camino, en el que los papás van a tener justo lo que pretenden evitar, porque una va a hacer precisamente eso: lo que ellos no quieren :D Pero no sé... al final, lo que ambas estamos diciendo es que tomamos su designio y lo encarnamos. Porque la verdad es que los niños pequeños suelen no tener escapatoria del mandato identitario que los designa... A mí me querían diferente, y lo fui; luego pagaron por lo que querían porque me hice -aprovechando tu expresión- "jodidamente rara y complicada". Pero hay que tener en cuenta que las normas o los usos, no eran descontextualizados, había toda una compleja realidad familiar, que "sumada" a lo que yo trajera en los genes, me hizo lo que resulté ser -y sentó las bases de lo que soy-.
      Entiendo tu duda porque veo enorme el paquete de tener una vida ajena en las manos. Cada vez admiro más la labor de crianza, y cada vez me queda más claro que cada quien hace lo que puede, como puede, y que lo que sale mal, si se hizo con amor, se arregla de modo que salga algo bueno. Creo que es un inteligente modo de hacerte cargo, asegurarte de que no pase algo que te importa que no pase. Sin embargo, me llama la atención que te preocupara que tu hija pudiera no adaptarse bien, cuando parece que tú no pasaste por "ser desadaptada" (con los pares). Yo que sí pasé por eso, creo que resultó bien; para el cuarto grado era capaz de socializar, para el quinto grado tenía un grupo de amigos, y al final, no cambio por nada lo bueno que gané en mi "crianza diferente".
      Creo que a los papás les toca "marcar" a los hijos. Esa marca los distingue de los otros, y si la distinción los va a separar de la mayoría, pues habrá que pasar por eso. Que lo ven raro porque es el único que no come chatarra, pues que aprenda a sobrellevar las miradas y que valore su buena salud -aunque los demás niños no enfermen y se den el gusto-. Menos difícil va a ser, entre más sabiduría haya en los papás. Pero pues: se hace lo que se puede :D

      Eliminar
    2. Claro que fui una inadaptada, en casa y fuera, solamente que ya te digo en lugar de bajar la cabeza decidí alzarla muy alta y decir - Sí, que pasa! soy así! - pero ay Silvia, sólo era una pose, por dentro sufría como una perra jaja, sólo que no le iba a dar a nadie el gusto de que lo notara. Eso entra dentro de mi típica actitud de huida hacia adelante que a veces hemos hablado.

      Mi hermana siempre me comenta que mi mayor debilidad respecto a mi hija es mi empatía con ella, ponerme siempre en su lugar imaginando que puede sentir, y eso a priori parece positivo, pero no lo es tanto, porque yo soy madre no amiga. Vivo sus miedos y angustias, y a veces traslado y revivo mis miedos antiguos que ella en realidad no posee por suerte, creo que es mucho más fuerte que yo y encaja mucho mejor la vida.

      Eliminar
    3. :D ¡Mira, no lo había captado! Pensé que esa pose de "así soy", te vendría muy bien con los de tu edad... a veces los niños admiran al que es "muy como es", sobre todo si es de un modo que no le guste a los papás. Yo también tenía pose, no vayas a creer que no; yo no andaba por ahí pidiendo que nadie "me juntara", ni en mi casa decía algo como que yo quisiera salir a la calle -porque yo no jugaba en la calle, con los niños de la cuadra- a mí, según yo, no me interesaba en absoluto llevarme con los demás; y es verdad que sus juegos, tal como los jugaban, no me gustaban, pero creo que habría querido que me gustaran, o algo así :D
      Tu hija se debe sentir muy acompañada por ti. Al fin de cuentas, bien que llegan esos momentos en los que dices "no" cuando hay que decirlo. Pero te caería bien descargarte de la preocupación por lo que vaya a sentir: ya has visto lo capaz que resultó ;)

      Eliminar
  3. Buf, me siento "obligada" a deciros que os he leído y me ha gustado :)

    Pero no sé qué decir... Jajajaja en serio! Yo también me sentía rara, pero no sé si en realidad lo era... Y no sé lo que mis padres pretendían... Buf, me da miedo este blog, me hacéis darle muchas vueltas al coco :)

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. :D ¡Pues qué bueno que te ha gustado! Cómo no va dar algo de miedillo, si somos "rarunas". ¿No te decían tus papás lo que pretendían? Yo soy la mayor, a lo mejor por eso me lo decían bastante :D

      Eliminar
    2. Jajaja, ésta es la fuerza y el valor que tiene Silvia, por eso me encanta. Ella hace ahí sus reflexiones, y siempre me hace pensar.
      Me da hasta pudor, parece que tenga interés en explicar mi vida, pero no es eso, ella es la culpable, me remueve por dentro y tengo que compartirlo

      Eliminar
    3. ¡Inma! Me animas como nada más tú ;D

      Eliminar