jueves, 28 de agosto de 2014

Berrinche privado

A veces, me enojo. Y a veces, cuando me enojo, hago berrinches. Son del tipo: decir lo que pienso, hacer el cuerpo hacia adelante, y volver a decir lo que pienso, sin filtro. Si me explayo, el decir lo que pienso puede alargarse.

Hace meses, "el filtro" siempre está ahí y recibo la señal de "alarma: detente". Pero a veces de cualquier manera hago berrinche. Desde mi percepción, que por supuesto, es la única que tengo, siempre me enojo por una buena razón... que frecuentemente no valga la pena echarme a perder el rato, es otra cosa; pero hay una razón a la que corresponde el enojo. Sin embargo, nunca hay razón para el berrinche; se justifica porque apenas me ando ejercitando en autodominio, y aunque tuviera mucha práctica, soy humana; pero la verdad es que cuando escudriño por qué decir lo que se me viene a la cabeza, y por qué hacerlo de ese modo, me doy cuenta de que no tenía una necesidad realmente irreprimible de expresarlo, ni se ganaba nada con decirlo; lo que es más importante: lo que digo en el berrinche, ¡no es el motivo del enojo!, y lo peor: como no es el motivo del enojo sino una queja descompuesta: deslegitima el enojo -para el que sí había razón-. Creo que es así porque en estado emberrinchado es muy difícil que algo salga bien.

Así que he llegado a la conclusión de que soy muy mayor para más berrinches; los que sean necesarios, los haré en privado, nada más para mí misma. Acaso puede ser con una amiga. No con la persona implicada en el enojo.

Silvia Parque

6 comentarios:

  1. Esta entrada, como experta en "berrinches" no podía dejar de comentarla jaja.
    Lo más importante de lo que dices, ésto: "lo que digo en el berrinche, ¡no es el motivo del enojo!, y lo peor: como no es el motivo del enojo sino una queja descompuesta: deslegitima el enojo -para el que sí había razón-"

    ¿Qué ocurre? Que normalmente el berrinche es la explosión ante enojos múltiples que has ido acumulando y callando. Que a veces la razón del enojo es tan de base, que tocarla es poner encima de la mesa una cuestión que puede desmontar la relación y ante el miedo de plantearla, sacas frustración por hechos nimios que vistos desde fuera parecen absurdos.
    Que la mayoría de las veces, resumiendo, el berrinche lleva mucho de enfado con nosotras mismas, con nuestra incapacidad para afrontar y enfrentar cuando debemos y como debemos.
    Besos

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    1. Tiene usted todos los dedos que teclean, llenos de razón.
      Sí: vamos guardando cosas, por incapacidad para hacernos cargo de ellas, de manejarlas, como bien dices "cuando debemos y como debemos", y un día, porque pasó la mosca, se remueve eso que puede ser como una cloaca generando gases tóxicos ;)
      Solo agrego una cosa. También el hábito puede persistir cuando no hay un problema de fondo que sea el verdadero "origen secreto" del berrinche. Una se acostumbra a que "se vale" reaccionar de ciertos modos, expresar lo que sentimos de tales formas, y la costumbre suele resistirse a ser removida.
      ¡¡Besos!!

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    2. Creo que siempre hay un problema de fondo cuando se tiene la costumbre de "berrinchar", otra cosa es que ese problema de fondo no venga de fuera, sino que esté dentro nuestro, y seamos nosotras mismas.
      También es cierto que si te lo permiten, una se vuelve caprichosa y utiliza el método a cada momento convirtiéndolo en costumbre. No se le puede dar cancha a determinadas actitudes, porque luego no sabemos actuar sin "berrinchar", pero eso suele suceder cuando somos jovencitas y consentidas, luego la vida te da cuatro palos y vas aprendiendo a controlar y dosificar

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    3. Tienes razón, siempre hay un problema de fondo, aunque va a ser difícil verlo si el problema somos nosotras mismas.
      Yo fui muy consentida, y la vida nada más me ha dado unos tres palos, así que todavía no acabo de aprender a controlar las ganas de hacer pataleta -verbal, claro-. ¡Pero rechazo un cuarto palo! Puedo avispar :D Ya aprendo, ya aprendo ;D

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    4. Jaja, yo tampoco. Acabo de hacer uno con mi hija con gritos, ahora me pica la garganta. He tirado una silla al suelo, le he requisado el ordenador de un tirón, le he roto los deberes que acababa de imprimirle y la he castigado.
      Volviendo al principio, a tu entrada, motivos no me faltan, después de todo el verano detrás de ella para que cada día haga una mísera hora de deberes, resulta que le faltan la mitad por terminar, es decir, me ha estado engañando, y se empeña en decir que no tiene que hacerlos. Ése es el enojo, el berrinche viene porque llevo una mala leche acumulada con lo de su padre, que me hace saltar a la mínima, y sigo acumulando. Más me vale coger al padre por banda y decirle lo que pienso o aquí va a recibir todo cristo

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    5. Oops! Sí que ha estado dramático. Mejor que ese papá escuche lo que necesitas decir.
      ¿No es posible que ella tenga razón, y no tenga que hacerlos? A veces dan actividades así, que sería mejor que hicieran, pero no tienen qué, que nadie va a revisar. Después de todo, ¿que no cambia de curso? ¿Cómo se las van a "contar" para alguna calificación, si el curso anterior terminó?

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