miércoles, 16 de julio de 2014

Tus hijos sí te pertenecen

Hay que irse con tiento con lo que se promueve, porque la "masa" suele ir de extremo a extremo (esto se relaciona con la preferencia por las reglas, en lugar de los principios). Así es como hemos llegado a la idea de que los hijos no le pertenecen a los padres, y por tanto, los padres no tienen autoridad sobre ellos: cada hijo de vecino a lo suyo. Pero:

Anuncio: no: vuelta atrás: alto: tus hijos no son hijos del vecino: son tus hijos.

¿Han leído el hermoso poema de Khalil Gibran, "Tus hijos no son tus hijos"? Dice que tus hijos no te pertenecen, y con esa premisa, sostiene que no puedes imponerles tus ideas, ¡vaya!, que no puedes hacerlos andar tu camino porque tienen el suyo, y no es cosa leve: es una ley fundamental de la vida. En la misma sintonía, la Definición de hijo atribuida a Saramago (en realidad no es de su autoría), te avisa que los hijos son prestados -de nuevo, no te pertenecen-, por lo tanto, hay que dejarlos ir. Y es como ellos dicen. Pero se ha sobreextendido y simplificado el mensaje -que ha tenido otros muchos mensajeros-. La idea era: los niños no son cosas, no puedes hacer lo que te dé la gana con tus hijos, respétalos aunque estén pequeñitos.

Históricamente, los niños han sido pertenencia, entre otras razones, porque: a) No somos tan buenos: no nos hacemos cargo de lo que no es nuestro. b) Somos egocéntricos: nos apropiamos de aquello de lo que nos hacemos cargo. Así, los niños han pertenecido, en una época u otra, en un lugar u otro, a la aldea, a la madre, a los padres, a la familia extendida, al Estado... Necesitan tantos cuidados, que estos cuidados difícilmente van a ser provistos si no media esa relación de pertenencia; y como sociedad, necesitamos que alguien se haga cargo de ellos. Por eso me pareció muy atinada una campaña en relación con los niños llamados "de la calle", que afirmaba: "no son de la calle, son nuestros".

Los niños tienen la necesidad de pertenecer, no solamente para obtener sustento; tienen esa necesidad para pasar de ser cachorros a ser personas; perteneciendo, se convierten en sujetos sociales; así se alimentan del tipo de amor que les va a nutrir el alma: un amor extremo: incondicional, ¡en vínculo de pertenencia! Un niño no puede ser "de sí mismo". Eso lo logramos hasta que crecemos -y maduramos-. Lo logramos con los recursos de los que fuimos dotados en un camino largo, de la mano de alguien -qué bien que tengamos dos manos-. A los niños "sueltos", a los niños "de nadie", alguien o algo los toma para sí (insisto: ellos no pueden ser-de-sí-mismos). Los toma el mundo. Y a saber qué parte del mundo... ¿una que quiera lo mejor para ellos? ¿una a la que le interesan como consumidores, reserva para la industria... futuros votantes?

Los niños son de los padres. Los padres pueden soltarlos o hacerse desentendidos; ojalá no ocurriera.

Como somos complicados, y no es infrecuente que la gente se porte mal, hubo que regular las relaciones de los padres con los hijos, y crear leyes para prohibir lo que el colectivo pensó que eran prácticas de crianza no aceptables -sin hablar de crueldades que eran violencia vil-. Hubo que decirle a la gente que sus hijos no eran suyos, pero faltó ampliar... A mí me fue muy útil cuando un profesor nos dijo que el mobiliario de la escuela no era "de nosotros", sino "para nosotros"; no podíamos tratarlo como quisiéramos, sino como estipulaba la institución; pero podíamos sentarnos a usarlo con toda confianza. No sugiero una analogía de las butacas con los hijos; uso la anécdota para exponer que hay diferentes formas de tenencia; cuando me enteré, quedé encantada con la idea. Quien sabe de bienes raíces, entiende de eso: con el ejido, del modo en que se creó, el campesino era dueño de su tierra, pero no la podía vender... una casa en un centro histórico es del propietario, pero no la puede remodelar a su antojo. Me interesó el tema, y luego de algunas sacudidas, fui aprendiendo que las personas no se "tienen" como las cosas. Luego, que la personas no se "tienen" de ningún modo. Ahora me devuelvo: las personas sí se "tienen"; no como las cosas, pero sí se "tienen". El amor te vincula de un modo fuera del Derecho, con el que tomas posesión de lo que te apropias cuando te entregas. Y eso es perfectamente compatible con el reconocimiento de la libertad de las personas. Se requiere "hilar fino", y no quiero salirme del tema...

Yo digo que los padres han de apropiarse de sus hijos, por amor y con amor. Esto es lo que hace posible que en la adopción, dos personas sin vínculo sanguíneo con un bebé, puedan verdaderamente convertirse en padres. Apropiarse del hijo es tomar al niño para sí: hacer al hijo al modo de los padres, de esa familia; una cuestión redonda, porque justamente eso es "hacerlo hijo". La idea no es convivir con los niños y ver qué de bueno sale... Lo digo porque percibo un ambiente en el que los padres se limitan en esto, para no intervenir sobre lo que no les corresponde. Y desde mi punto de vista: con los niños, todo les corresponde. ¿Cómo pretenden no transmitir sus valores y sus ideas? No tiene nada de malo, amorosamente, llevar al niño de la mano, hacia ser una clase de persona. No hacerlo, solamente transmite al niño que es "de nadie". Algunos le huyen a "imponer", pero no hay problema: con la edad, el que fue niño tendrá voz y vocabulario, para rechazar cualquier herencia o enseñanza que no quiera. Otros no saben cómo ser autoridad sin lastimar, pero la opción decente no es replegarse, sino aprender a serlo. Están los que no quieren fallar; sin embargo, en esto, no hacer es peor que fallar.

No digo que sea fácil. Es la cosa más grande del mundo, según veo.

Silvia Parque

8 comentarios:

  1. Muy bueno Silvia. Me encanta y estoy absolutamente de acuerdo. Como madre me identifico totalmente con lo que expones, creo que es lo que sale de forma natural si te guías del instinto y no de la moda imperante.
    Un beso

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    1. ¡Gracias, Matt! Qué bueno que te guste :)
      A veces las modas pueden ser apabullantes, y creo que entre mujeres, es bueno infundirnos confianza para actuar conforme a lo que creemos.
      ¡Un beso!

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  2. no hacer es peor que fallar. Creo que eso resume muy bien lo que dices. Un hijo necesita saber que le importa a alguien aunque luego rechace parte de su herencia. Un beso.

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    1. Eso: que hay que hacer, porque los fallos se remedian con mucha menor dificultad, que "llenar" las faltas.
      Un beso, Susana.

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  3. Ay y qué difícil es, Silvia. Qué duro no saber si vas por buen camino, si vas a conseguir que sea buena persona y feliz. Qué impotencia a veces... Y sí, son tuyos porque si intentas regalarlos no los quiere nadie! :)

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    1. Sí que debe ser tremendo, Telma. Y sin tregua, ni un día de vacaciones en eso.
      Creo que más queda claro que son tuyos cuando les ves tus defectos, ¿no? ;)

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  4. Uau!!!! Y yo perdiéndome ésto, menos mal que cuando falto me voy para atrás a leerlo todo...

    Estoy de acuerdo con todo lo que dices y como lo expresas, pero me quedo especialmente con algo que considero muy importante. Los niños necesitan esa sensación de pertenencia, de arraigo, de saberse de alguien, es lo que les transmite seguridad, tan importante a esas edades como el amor.

    Una anécdota reveladora: a los 15 años colgué en mi habitación bien a la vista el poema de Khalil Gibran, a ver si alguien pillaba la indirecta. Con ello quiero decir que es un poema con mucho sentido, pero a partir de determinada edad, no sirve para la infancia pero empieza a servir en la adolescencia, es cuando los padres deberían leerlo y reflexionar sobre él, preparándose para ir abriendo compuertas dejándoles crecer, formar sus propias ideas y argumentos, el paso previo necesario para convertirse en adultos independientes, pero para ello primero nos han tenido que pertenecer, hemos tenido que estar nosotros transmitiendo como bien dices valores e ideas, para que luego decidan si adoptarlas o rechazarlas, imagina que estuvieran en blanco ¿que elegir si no hay opciones ni referentes?

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    1. :) cuento con que no te pierdas nada ;) ;D
      Toda la seguridad de los niños pequeños está en manos de quienes se hacen cargo de ellos; me atrevo a suponer que de hecho, el amor para lo que más les sirve, es para darles seguridad. Como que a veces se nos olvida que el mundo no esta hecho "para niños", que sus procesos mentales no son los nuestros (por eso, por ejemplo, se consideran el origen/causa de lo que sea que pase a su alrededor). Algunos adultos lo resuelven queriendo hacer un "mundo para niños", pero eso no tiene sentido, según yo, porque les dificultará crecer. Creo que lo que tiene sentido es que los adultos tomemos la responsabilidad de la función que nos toca...
      El poema me parece aplicable a cualquier edad del hijo, pero aplicable diferente. Pienso en esas mamás empeñadas en que sus niñitas sean bailarinas porque ellas quisieron serlo, aunque a las niñas no les guste. Qué diferente es eso, que satisface una necesidad de la mamá, a decidir que la niña necesita alguna actividad física, y forzarla para que elija algo que sí le guste, o a que pruebe varias, a ver cuál le gusta, con tal de satisfacer una necesidad de la niña. En el segundo caso, puede haber muchas opiniones de qué es mejor, de si a los niños que no les gusta moverse, habría de dejárseles que no se muevan, o que hay que hacerlos que prueben para que elijan, o que al menos por cultura tienen que hacer esto o lo otro, o que deben participar en un deporte de equipo para aprender a "hacer equipo"... mientras se haga realmente por y para el niño, es bien diferente a usar el niño como instrumento de satisfacción. Es en ese sentido que hay que decir que el niño no está ahí como "cosa tuya", "extensión tuya". No sé, pienso en la regulación de los nombres. Me parece bien que se prohíba que se nombre a un niño "Superman", pero por ejemplo, hay códigos civiles en que se prohíben nombres "raros" y, bueno, mientras no sean impronunciables ni francamente fuera de lo que culturalmente puede considerarse un "nombre de persona", yo creo que los papás deben poder elegir, aunque la elección sea inusual... todo un tema...
      En tu caso, ¿pillaron la indirecta? :) ¡Cómo queremos que nos suelten, ¿verdad?! Y es que hay veces que nos agarran tan fuerte que dejan moretón, o asfixian :D pero con la misma fuerza, tan evidente y ruidosa, con la que los adolescentes se sueltan, los niños se agarran. Me recordó la imagen de un bebito de días asiendo con su manita: no sueltan (en ese caso es un reflejo, pero me acordé). Creo que al ver esa necesidad de "soltar todo" de los adolescentes, algunos llegaron a la conclusión de que podía ahorrarse ese momento, no sujetando en primer lugar. Pero si no se sujeta en primer lugar, no hay identidad, seguridad ni, como dices, referentes. Tu pregunta tiene mucho sentido, ¿qué elegir sin referentes? Ni siquiera se pueden elegir las opciones que presenta el mundo, si no hay una brújula interior que se incline hacia un lado o hacia el otro.
      ¡Besos, Inma!

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