miércoles, 9 de julio de 2014

Sobre cualquier cosa en relación con la situación en Gaza

Ayer me contuve de escribir una entrada sobre cualquier cosa en relación con la situación en Gaza. Me satisface doblemente haberlo hecho, porque creo que debemos estudiar mucho más de lo que opinamos, y porque ahora puedo centrar una idea. Y la idea es: pobres personas; que Dios bendiga lo bueno que haya en el aire que respiran.

Me cuido de la sensiblería cuando hay una tendencia en las redes sociales; pero no dejo que ese cuidado me apague la sensibilidad. A la sensibilidad la dejo ser, aunque la mantengo a raya para que el sentimiento intervenga más que la sensación, en la forma en que conozco la realidad. Me queda claro que si hoy veo imágenes terribles del sufrimiento de un lado, seguramente mañana las vea del sufrimiento del otro lado; seguramente, ayer ya había imágenes del sufrimiento de ese otro lado. Pasado mañana habrá cualquier cosa y yo no me ocuparé de ello. Así que no escandalizo, por más escandaloso que sí sea el nivel de sufrimiento que podemos -como humanos- crear y tolerar. Me centro y pienso en las personas.

Para pensar en las personas, sentir empatía, desearles el bien, orar por ellas, basta saber que son personas. Creo que la oración hace automático el sentir empatía y desear el bien también para aquellos a los cuales podríamos suponer -con mayor o menor razón- "victimarios" o "culpables" y creo que eso es bueno. La oración tiene la cualidad de expandir su alcance; puede cubrirlo todo.

Por otra parte, pero no sin relación con lo anterior: cada vez que se dirige la atención hacia algo en las redes sociales, se pregunta acusativamente: "¿pero qué no ven eso otro, que es peor?", o "¿cómo pueden mirar tan lejos cuando tienen tanto tan cerca y no lo ven?" No entro en polémicas, pero a veces me gustaría decir a los indignados: "para ver todo en todo momento, nada más Dios".

Es normal atender a lo que por cualquier circunstancia se pone delante de nuestra vista. Ayer atendí a las notas sobre Gaza. Vuelvo a centrar: que Dios bendiga lo bueno que haya en el aire que respiran esas personas.

Silvia Parque

5 comentarios:

  1. Me gusta mucho eso que dices de rezar por las víctimas y por los culpables, y que no es tan fácil distinguir en algunos casos. Me quedo con la frase: para ver en todo momento, nada más Dios. Un beso.

    ResponderEliminar
  2. Para poner las cosas en su lugar, en perspectiva, para "entender", sólo hay una clave, es básica, sencilla, pero no suele aplicarse. A mi alrededor no se aplica al menos, me vanaglorio de que yo sí lo hago.
    La base es la que tú dices, pensar en las personas, como individuos, no como una masa, sino de uno en uno, cada acto violento, más justificado o menos, pierde todo su sentido si te pones a pensar así, hay una madre a la que le han matado un hijo, un hijo al que le matan el padre, un hermano que se queda sin los suyos...cada drama personal por separado sea cual sea la causa por la que se lucha convierte esa causa en injusta, y te puedes poner del lado de esas víctimas. Claro, si todos pensáramos así, en el sufrimiento ajeno, no existirían las guerras.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí. Justamente. Yo creo que hay causas por las que vale la pena luchar, pero ojalá fuéramos más evolucionados para no luchar hiriéndonos, matándonos, hiriendo y matando a los hijos de alguien. Como tú lo dices. Cada drama personal convierte la causa en injusta. Con tu permiso, tomo tu comentario...

      Eliminar