lunes, 21 de julio de 2014

No es justo

Van a ser ya muchos años que anoté esta frase, de la película Laberinto:

"'No es justo'. Lo dices tan seguido. No, no es justo. Pero así son las cosas". 

No recuerdo la historia; hace unos días me topé en Youtube con una canción de la peli y hasta ese momento me enteré de que participó David Bowie. Hoy he ido a buscar la sinopsis para no descontextualizar la frase, aunque sí recordaba bien que en el momento en que se dice, le está planteando a la protagonista: "¿sigues tu camino, o no?" Tal vez me recordó a mi mamá diciendo: "Nadie dijo que la vida fuera justa". La idea es: "las cosas son como son; puedes seguir adelante o quejarte; aunque tengas razón, quejándote no sigues adelante". Creo que los adultos debemos hacerle a los niños un hogar lo más consistente posible; eso se traduce en experiencias de "justicia" [las comillas son importantes]; así les equipamos con recursos anímicos y cognitivos para distinguir ese valor y re-crearlo. Pero también, los adultos a cargo acompañan al niño en sus encuentros con lo injusto y le impulsan a sobreponerse o acongojarse.

El encuentro con lo injusto es parte del dolor común al crecer; no tiene que ser un suplicio, pero algo se rompe...

Lidiar asertivamente con la injusticia es evidencia de madurez.

En los pasados servicios dominicales de la Iglesia, disfruté parábolas de futbol que me dejaron clara la importancia de estar preparados para cuando el juego se pone sucio y el árbitro no es eficaz o simplemente es injusto. Se trata de ganar jugando limpio, haga lo que haga el oponente. Lo común es concluir que eso no se puede, pero si se admite que los jugadores deben ser suficientemente buenos para aguantar minutos extra, para soportar un clima diferente al del lugar que habitan y para mantenerse concentrados pase lo que pase en las gradas, también habría de admitirse que en el futbol real, los jugadores deben ser tan buenos que se sobrepongan a la injusticia; al menos, hasta el nivel de injusticia que permite seguir jugando (supongo que habrá una magnitud de lo injusto, que haga necesario dejar el partido).

A veces "recibimos" injusticia y lo que se está jugando es la vida profesional, la supervivencia de la familia, la realización personal. Situar el caso en perspectiva, disminuye y hasta desaparece la irritación que viene con la frustración. Pero sentir disgusto es cuerdo, y es legítimo no solo querer que lo injusto termine, sino hacer lo que podamos para que termine. Esto último se pone complicado ante la tentación de la venganza, el autodominio que hace falta para no hacer nada innecesario, la dificultad de deslindar lo que es verdaderamente justo de lo que es nada más algo que queremos que sea.

Silvia Parque

6 comentarios:

  1. Soportar la injusticia sin indignarse y sin buscar venganza creo que es una de las grandes lecciones que nos dejó Jesús. Un beso.

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    1. Sí. Estoy de acuerdo. A mí me cuesta trabajo no indignarme :/
      Un beso, Susana.

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  2. Que difícil Silvia, y no tengo muy claro si estoy de acuerdo. Es decir, en el papel es muy bonito lo que dices, y si la vida fuera justa, que no lo es, habría que actuar siempre limpiamente porque terminaríamos recibiendo la recompensa, pero no es así.
    Personalmente trato por principios de jugar limpio, pero cuando el otro no lo hace, me veo legitimada al todo vale, se abre la veda ¿se puede ser injusta con alguien que te trata injustamente o la justicia es corresponder de igual manera? Ya se que ahí se entra en una espiral peligrosa, pero el responsable siempre es el que empezó ¿ser limpia? ¿poner la otra mejilla? Lo siento, jamás.
    Besitos, guapa

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    1. Las cosas a veces no son justas, ahí está lo muy difícil de jugar limpio...
      Es interesante explorar la posibilidad de que lo justo con el injusto es que reciba injusticia; pero creo que lo bueno es crear justicia, y prefiero lo bueno. Ahora, que lo prefiera así, platicándolo, queda bien; hacerlo realidad es difícil, a veces duele, y muchas veces no me sale; pero sí que lo prefiero, porque prefiero "estar siendo parte" de una justicia que no es humana...
      ¡Besitos, Inma!

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  3. buena reflexión Abril, justamente hace un par de días participe en una charla en la cual se introdujo como tema que ni aun Dios es justo, en lo personal creo que como lo dices se trata de jugar limpio, y esto conlleva ser resiliente y no tomárselo personal. besos

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    1. ¡Gracias! Asumo que nada humano es justo, y que Dios sí. Sin embargo, podemos actuar con justicia, la que seamos capaces de "hacer"; creo que de lo que puede ayudarnos a hacerlo, a pesar del "juego sucio", es no tomar las cosas como algo personal. Ni lo más personal. Yo ahora, de cualquier "ofensa" me deslindo, pasándosela a Dios: "es tu asunto", le digo, y me sacudo las manos. Todavía no logro permanecer todo el tiempo en ese "mood", pero capaz que al rato... ;)
      Besos.

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