jueves, 10 de abril de 2014

Del odio a recuperar la libertad

En un tiempo extrañamente lejano, cuando atravesaba por un tenebroso capítulo de lo peor del mundo me mata y tortura el cadáver devastado de mi alma, odié por primera vez. Como suele suceder, lo que sentía fue aminorando. Al cabo de unos meses, sinceramente deseaba que esta persona objeto de odio, tuviera una buena vida en otro planeta. Me resultaba tan desagradable su presencia en mi mundo, que :
1) el desagrado me la hacía presente aunque en la cotidianidad estuviera fuera de mi vida y
2) limité mi mundo para no toparme con su presencia, ni con su persona, ni con su rastro ni con objetos (situaciones, cosas) que pudieran asociársele.

Llegó el momento en que noté que había pasado buen rato sin recordar algo en relación con esta persona y me causó gracia notar también, que no recordaba sus apellidos. Obviamente, el notarlo terminó el periodo de no-recordarle y concluí que por una cosa u otra no podía dejarle atrás. Creo que el principal problema era que limitar mi mundo en función de su existencia, me fastidiaba y le mantenía presente. Hay personas cuyo trato evité porque se asocian con personas que se asocian con esta persona. Y lo mismo hice con lugares, actividades y demás: música, películas, etc. ¡Vaya!, como terminar con una pareja -y es que tal vez sea cierto que nada más se odia lo que se ha querido-.

Afortunadamente, la vida se mueve y me encontré en otra cosa. Ya sin heridas abiertas y sin odio, empecé a tomar medidas para dejarle atrás efectivamente, porque el odio se va pero deja resaca de resentimiento.  Dejar atrás implica aceptar las pérdidas -que pueden ser muchas- y eso es duro. Hay quien dice cosas como "le das mucha importancia, no se lo merece"; pero hay que tragar con todas sus letras, la verdad dolorosa de que esa persona y lo ocurrido fueron importantes. Hay que dejar fluir todo el dolor de esa importancia para transitar al "ya pasó; no es importante ahora".

Es difícil, pero está valiendo mucho la pena: he dejado de limitar mi mundo y es como recuperar la libertad.

Silvia Parque

10 comentarios:

  1. Te entiendo perfectamente. Es un proceso largo y complicado, pero cuando llega a su fin es literalmente lo que dices, como recuperar la libertad.
    Yo personalmente me propuse que jamás nadie volviera a tener tanto poder sobre mí y lo voy cumpliendo.
    Besazo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Qué buen propósito; lo adopto. Anima "oírte" decir que lo vas cumpliendo :)
      Yo casi desde el principio tenía consciente que mi sentimiento me dañaba únicamente a mí misma, y que mantenía a esta persona en un lugar de importancia, pero a pesar de tenerlo claro, como bien dices, "salir" de ahí es un proceso largo y complicado, que supongo empieza con tener condiciones de resistencia para atravesarlo.
      ¡Beso, Dolega!

      Eliminar
  2. Dicen que el peor desprecio es no hacer aprecio. Es decir que para olvidar una persona hay que ignorarla. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Completamente de acuerdo. No conocía el dicho; me lo apunto.
      Un beso, Susana :)

      Eliminar
  3. Me alegra leer eso, que sea como recuperar tu libertad. Besos!

    ResponderEliminar
  4. Joder!!!!! Se me ha ido el comentario!!!!!!!!!!!!!!! y llevaba escrito medio post!!!!!!!!!!!!!!!! encima por mi culpa, con estos dedos de plátano que tengo.
    Ahora ya estoy cabreada, si recupero las ganas vuelvo, voy a darme unos cabezazos.

    ResponderEliminar
  5. Pffff este entiendo a la perfección Silvis

    Estoy en el mismo proceso de limpia.

    La vida sigue a darle.

    Att Luis Pacheco

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Y para ti, la vida sigue con cosas maravillosas, y tú has sabido bien como "darle" :D
      ¡Abrazo, Luis!

      Eliminar