jueves, 5 de diciembre de 2013

En la cama y en la cárcel...

La primera vez que visité a una persona enferma, me di gusto porque era "el niño" que me gustaba. Al día siguiente volví a visitarlo, esta vez con el grupo de amigos, y su mamá dijo esa frase, que yo conocía pero nunca nadie me había dicho -aunque nos la dijo a todos, no a mí sola-: "En la cama y en la cárcel se conoce a los amigos". 

Qué diferentes pueden ser las situaciones en las que se acompaña, apoya o asiste a una persona enferma: acomodar la almohada y preparar un té; hacer gestiones; estar al pendiente del sueño y la vigilia... Qué diferente si es un niño, un joven, una persona de mediana edad o un anciano... si es familiar, amigo, el vecino...

Silvia Parque

6 comentarios:

  1. ¡Auch! A mi no me gusta ir a los hospitales, nunca sé qué decir, me siento tonta ahí nomás esperando que pase el tiempo de salir corriendo.

    Igual no soy buena amiga.

    Saludos

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    1. Hay muchas formas de ser amiga, cada cual brinda su amistad desde su particular modo de ser, con sus recursos :)
      ¡Saludos!

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  2. Le tengo mucha fobia a los hospitales, pero si es una persona querida hasta me olvido :)

    Abrazos!

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    1. Sí, creo que vamos del no-me-gusta a los-odio, pero no he conocido a alguien a quien le guste (estando del lado de los pacientes, claro); pero pues... a veces queremos o necesitamos acompañar o cuidar a esa persona querida, y eso se vuelve lo más importante.
      ¡Abrazos!

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  3. A veces no se trata tanto de estar sino de sentirlo realmente. Un beso.

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