Hace años usé psicotrópicos para calmar la ansiedad; tenía poco de haberlos dejado cuando noté, saliendo del gimnasio, que la sesión especial con la caminadora me estaba provocando lo mismo que la mitad de pastillita carísima con la que había estado ayudando a mi cerebro a dejarme en paz. Casi es inevitable: cosa de las endorfinas.
Silvia Parque
La mejor pastilla es tu propia mente, pero yo también prefiero apoyarme en Dios. Un beso.
ResponderEliminarSí, pero a mí me sirvió admitir que hubo un momento en que mi mente estaba "ciclada" y no podía sola; por supuesto, incluso las pastillitas son gracias a Dios :)
EliminarUn beso, Susana.