Por supuesto, entonces, habríamos de recordarnos continuamente que somos falibles y que no tenemos el dominio completo sobre cada situación que abordamos, sea para entenderla o para intervenir sobre ella. Repito que esto corresponde a la edad adulta; es necesario el idealismo adolescente que pretende cambiar el mundo desde la identidad de ser ciento por ciento algo que se expresa apegándose a, defendiendo y promoviendo, una lista de cosas que hay que hacer y cosas que no hay que hacer (imagine a una quinceañera ecologista). Sin contar con que escudriñar las listas es encontrar cosas discutibles, con el tiempo y la observación se hace evidente que siempre quedan cosas fuera de la lista; por eso la madurez se relaciona con el juicio a partir de principios, y no con el apego a una serie de indicaciones. Así vamos tomándonos menos en serio, y damos una dimensión humana a nuestras "causas".
Silvia Parque
La edad va moderando el carácter, pero siempre quedan cuestiones intocables. un beso.
ResponderEliminarPor elección, puedo hacerme de mis personas y mis causas, que no discuto; pero no puedo ignorar que las veo desde un ángulo y que hay otros, y que aunque yo no discuta, todo es discutible.
EliminarUn beso, Susana.
Atinada reflexión conla que estoy de acuerdo.
ResponderEliminarLa experiencia de vida va desvelando aspectos de las causas y las personas que las hacen más discutibles.
Besazo
Creo que en lo humano, nada es "puro".
Eliminar¡Beso, Dolega!