Excepto en el caso de los pantalones de mezclilla, que utilizo hasta que casi quedan en jirones, nunca había llevado a un pantalón, al extremo de quedar raído hasta empezar a descoserse, decolorado, brillante y con manchas. Una de mis compañeras de trabajo, que me ve con mirada afectuosa, me dijo esta mañana, cuando hablé de la jubilación, que no se notaba el nivel de desgaste que describía, así que consideré guardar el pantalón para casos de emergencia, como cuando no se seca la ropa lavada. Pero no: lo que es una emergencia, es el estado mental del que brota la ocurrencia de llevar mis piernas al trabajo, con semejante envoltura.
Silvia Parque
Pero mujer, así vas a la moda. Otros los compran ya rotos. Un beso.
ResponderEliminarEs que nunca he estado muy a la moda que dgamos, y no quiero empezar ahorita ;D
Eliminar¡Un beso!
jajaja que buena conclusión
ResponderEliminar;D
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