martes, 14 de mayo de 2013

Favor de tener paciencia con los burócratas de la educación

Es increíble lo mucho que se puede trabajar en el trabajo, valga la redundancia si la hubiera. Trataba de encontrar un momento para encontrarme con la líder del cuerpo colegiado al que pertenezco. Le digo que estoy haciendo el cierre del cuatrimestre anterior, y me dice que ella también; puesto que estamos en la tercera semana del cuatrimestre en curso, estamos algo atrasadas.

Me hace gracia porque muchas veces dejamos sonar el teléfono en el Departamento, y puede dar la impresión de que estamos tomando café con galletitas... sobre todo porque en nuestro Departamento hay café y galletitas, y los aprovechamos... pero si dejamos sonar el teléfono es porque no podemos despegarnos de lo que estamos haciendo. 

Aunque nunca me ha causado molestia esperar un turno, o ir a una ventanilla para una cosa y a otra para otra, ahora que estoy en la administración escolar, soy completamente comprensiva con la burocracia. Llego a una ventanilla donde me recogen un formato con la lista de documentos que debo entregar para titularme: la señorita encargada me dice que mi formato no es vigente, y me da otro. Lo reviso, y encuentro que la lista es igual. Le digo que es lo mismo -en referencia a la lista-, y me dice que sí, pero que el formato que me está dando es el validado. Tiene un par de diferencias de tipografía, y una clave de control. Creo que muchas personas pensarían que es lo mismo, pero yo sé que no, y entiendo perfecto la necesidad de cambiarme "la hoja" que traigo por "el formato" que es.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Yo no lo entiendo Silvia, entiendo que la chica de la ventanilla sólo cumple órdenes de más arriba y está haciendo su trabajo, pero esas ódenes de más arriba muchas veces son absurdas, contradictorias, y dan la impresión de que lo que se desea es complicar trámites a ver si la gente se cansa.
    Besos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Entiendo que no se entienda. En esta cuestión yo veo tres partes. La primera: que es difícil desde afuera apreciar las necesidades que hay dentro, y que es difícil desde un punto específico del proceso (siendo usuario) apreciar las necesidades que hay en el proceso general (que implica al usuario, al servidor público y a la institución). La segunda: que a veces se hacen evidentes las partes ineficientes de un proceso; pero no es evidente que la posibilidad de eficiencia se contrapone a las condiciones reales del trabajo de las personas. La tercera, y en la que estamos de acuerdo: habemos más que suficientes personas -usuarios y servidores- capaces de crear mecanismos eficientes para agilizar los procesos, pero las dinámicas de las instituciones muchas veces responden a lógicas en las que no prima el interés del usuario.
      Besos, Inma :)

      Eliminar