Felipe es muy-muy rico y no está pendiente de ninguno de los temas que me interesan: solamente hace dinero y me hace feliz; a veces tenemos un niño pequeño; a veces tenemos un niño y una niña. Tiene un asombroso parecido físico con mi suegro, pero tiene un estilo progre como sacado de una revista... como el de mi suegro cuando era joven. Me pregunta cómo estoy y me dice una barbaridad de cosas lindas, antes y después de darme algún regalo precioso, de traerme la comida a la cama o de llevarme al sauna. Luego, vuelve a preguntarme cómo estoy y acabo por contarle que Luis bla, bla, bla... y Felipe, que no se enoja ni se siente mal porque yo siga queriendo al otro, me consuela, diciéndome cosas confirmatorias de que él me adora y para él soy perfecta. Entonces me levanto y voy a buscar al imperfecto de mi marido.
Silvia Parque
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