Sin estar preparados, empezamos a vivir por nuestra cuenta, a los doce, trece, catorce años, en la medida en que vamos teniendo una verdadera vida privada. Muy pronto, alrededor de los dieciséis, decisiones y actos van marcando un rumbo. Una década más tarde, vemos a los muchachos y nos parecen nada más niños. Claro que son niños en un par de sentidos, y que no tienen idea de mucho -ni nosotros de tanto-, pero ya están metidos en la vida: completitos.
Silvia Parque
Es curioso, sí, como la niñez de idealiza pero la adolescencia no. Será porque es una etapa convulsa. Un beso.
ResponderEliminarSí... puede ser por eso.
EliminarUn beso, Susana :)