Probé el café de olla en un cuarto de hotel, de vacaciones. Mis primeros cafés se hacían en pura leche, y eran un privilegio porque en mi casa el café no era para niños.
Ahora sé que tengo al café asociado con mi abuela. Pero normalmente no recuerdo esos cafecitos, sino los de cafetera, como esos primeros que tomé sintiéndome mayor -entre gente grande-, cuando iba al primero de los talleres literarios donde hice la adolescencia.
Silvia Parque
Y soy una gran aficionada al café. Es mi pequeño vicio. A veces es bueno no estar disponible. Un beso.
ResponderEliminarUn pequeño vicio nos hace interesantes. A mí me está encantando no estar disponible: me deja disponible para mí misma y para "mi hombre" :)
Eliminar¡Un beso!