jueves, 24 de marzo de 2022

La violencia sexual contra niñas y niños, el buen trato y el mal trato

Mi hermana, la hija dos de mi mamá, me patrocinó un curso de Prevención de abuso sexual infantil <3

Me resultó duro escuchar datos, historias, sobre las cosas que pasan; pero más vale tener fresco que la violencia sexual contra las niñas y los niños es un riesgo real. 

La educadora terminó con algo muy sencillo: una clave en la prevención del abuso sexual es tratar bien a las niñas y los niños; acostumbrarles al buen trato hace que sientan como no aceptable lo que les hace sentir mal, les hace menos vulnerables al chantaje y la vergüenza y permite que nos tengan confianza para contarnos cualquier cosa. 

Es algo sencillo y también un poco aterrador porque su contundencia nos confronta con la realidad del trato que recibe la niñez. Mucho festejo el 30 de abril, pero ¿les estamos protegiendo como debemos?

La mayoría pensaremos que claro que tratamos bien a nuestras crías: les amamos. Pero -de esto no trató el curso- hay un pacto adultocentrista por el que nos dispensamos un montón de actitudes por lo menos desagradables con las niñas y los niños, e incluso conductas francamente maltratadoras. A un hombre no se le disculpa gritar a su esposa porque ha tenido un mal día en el trabajo y ella otra vez dejó el auto casi sin gasolina; pero a una mamá o a un papá estresado sí se le disculpa por gritar al hijo o la hija que otra vez ha hecho algo que no debe. Además, continuamente minimizamos y hasta negamos lo que los niños y las niñas sienten o la importancia de lo que quieren. A mí esto me importa especialmente porque suele hacerse con las niñas y los niños autistas: decirles cosas como "no es para que te pongas así", "no pasó nada", cuando algo, lo que sea, les ha hecho sobrecargarse o colapsar. Así, ¿cómo va a creerse a sí mismo o a sí misma que siente "mal" una caricia inapropiada?

Esta semana mi hija me dijo algo sobre este asunto del maltrato que me noqueó el alma. Para empezar, habla muy poco, así que sus palabras son un tesoro. Pues las usó para decir que no habla conmigo porque le pego. Yo, que habría jurado que nunca le he pegado en la vida. Tuve que usar toda mi capacidad de priorizar su bienestar para contener mis ganas de negar lo que estaba diciendo; así pude entender a qué se refiere, reconocer la manera en la que la violento físicamente y ocuparme. Construir la confianza es un proceso largo; los errores se pagan muy caro.

Silvia Parque

12 comentarios:

  1. Somos los adultos y aunque no siempre es posible, debemos ser sinceros y cercanos con los niños, escuchar y responder y sobre todo que la confianza sea el camino de ellos hacia nosotros. Una buena reflexión. Abrazucos

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    1. Así es. Nunca olvidar "quién está a cargo", siempre situarnos en nuestro papel.
      Abrazos, Ester :)

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  2. Hola.
    Y si sumamos estos dos años de encierro, la agresividad en los colegios esta muy alta, en las noticias todos los días comentan de peleas en algún colegio, ya no es solo de niños, las niñas pelean incluso más agresivo que los niños.
    Está todo muy pasado de revoluciones.



    Saludos

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    1. Mucha violencia. Desde siempre ha habido acoso, pero esta generación está viviendo unas complicaciones nunca vistas.
      Saludos, Carlos.

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  3. Siempre nos mueve el hacerlo lo mejor posible, pero a veces no tenemos en cuenta el daño que puede hacer un comentario mal dicho y a destiempo.
    Un abrazo.

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    1. Así es. Una expresión, un gesto se nos escapa y ya fue a caer en cemento fresco y se queda ahí una herida...
      Un abrazo, Alfred.

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  4. Ponerse en la piel del niño es muy complicado, porque les pedimos que hagan cosas, necesarias, y por su bien. Pero igual lo viven como un maltrato.

    Un abrazo, y por el apego, en la confianza.

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    1. Es muy complicado, pero si lo viven como maltrato habrá siempre que revisar qué hay de maltrato ahí, porque estamos en una posición privilegiada como gente más grane físicamente, más fuerte, con respaldo social, con recursos culturales: llevamos demasiado "las de ganar" al justificar lo que les pedimos que hagan.
      Un abrazo, Albada.

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  5. Creo que una de las cosas más complicadas que hay en la vida es tratar y educar correctamente a los niños. Lo ideal para ser consecuente sería actuar siempre de la misma manera. Para que eso suceda habría que tener siempre el mismo estado de ánimo y eso es imposible.
    Me hago cargo de lo duras que te sonaron las palabras de tu hija, pero ya sabes que los niños en ocasiones con crueles y siempre listos. Hace falta serlo para decirte lo que más te puede doler, aunque sea mentira.
    Siempre te he dicho —porque lo pienso— que eres una gran madre. Y tu hija lo sabe, porque tembién es lista para eso.
    Un abrazo.

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    1. Me dice la psicóloga que ve una niña que está contenta y fluye con lo que se le presenta; oír eso fue como despejarme el cielo: si está contenta y fluye será que se siente relativamente segura y se sabe querida. Pero es un hecho que habla conmigo muchísimo menos que con su papá: muchísimo menos. Eso no es gratuito. Algo pasa conmigo. Que me diga lo que pasa es un regalazo. No es mentira. Yo la aparto físicamente, bruscamente, cuando ella "me pega", solo que su "pegarme" es su jugar bruscamente, su búsqueda de contacto como autista con perfil de "buscadora sensorial". Según yo, ella me pega y yo me defiendo. Según ella, mamá le pega cuando se acerca. La diferencia es que yo soy adulta y soy la mamá: no puedo apartarla de ese modo brusco y con esa actitud de "defensa". Ya lo trabajo.
      Nunca algo con ella me había costado tanto trabajo como ese momento: ese no decirle "no es cierto, no te pego", sino oír y entender por qué me lo dice y la verdad sí me reconozco mi esfuerzo y mi triunfo sobre mí misma :)
      Un abrazo fuerte, Macondo, con sincero agradecimiento por tu mirada amable.

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  6. Cuando fui mayor me senté con mamá a conversar y le pregunté por qué fue tan severa conmigo de niña. Ella me confesó que era miedo, puro miedo a que me sucediera algo malo ya que era yo era muy inquieta y curiosa.
    Ser padre o madre no está nada fácil.

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    1. Me parece lo más difícil del mundo. Y cuánto miedo pasamos...
      Abrazo, Ojo humano.

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