martes, 6 de octubre de 2015

Qué hacer cuando la niña duerme

Yo creía que los bebés dormían cada vez menos conforme crecían, pero B, descontando el primer mes, duerme mucho más ahora que cuando era una bebecita. Llegué a mencionarle al pediatra que ella no dormía nada durante el día, y me dijo que así era con algunos bebés que dormían toda la noche; yo hacía cuentas de las horas de sueño nocturno, y se alejaban mucho de lo que leía que eran las "pautas generales" de sueño a su edad. Pero pasó el tiempo, y ahora duerme más horas en la noche, y toma al menos dos siestas durante el día -a veces, tres-. No siempre son largas, pero como antes no existían, me parecen la gran cosa. Y surge la pregunta: ¿ahora qué hago?

Tengo una larga lista de cosa por hacer, muchas de las cuales esperan a que B duerma. Otras se pueden hacer con ella, pero es muy apreciable poder ponerme a la labor sin el apremio de "brazos-atención-comida-ahora-ya-ahorayamismo-; es el caso de cocinar o comer... comer con calma. Pero el momento llega siempre un tanto inesperadamente, aunque llegue todos los días, o más bien, me encuentra a mí desprevenida, como medio boba, y tardo un momento en decidir. Si tengo trabajo que entregar, casi no hay pregunta: hay que hacer lo que hay que hacer; pero si el día de entrega no está próximo, todos los pendientes entran al concurso y todos son atractivos. Puedo ponerme a recoger o a limpiar o a lavar; puedo ocuparme de esos proyectos siempre pospuestos por "innecesarios", como colocar una foto en el portarretratos del buró; puedo ponerme al día con correos electrónicos u ordenar papeles; podría, por fin, volver a leer, ¡volver a escribir!, o darme el gusto de simplemente pasear por la blogósfera, escribir una entrada. Estaría bien una lección de inglés o francés... Y la tentación más grande: dormir yo también.

Como he dicho, sus siestas no son muy largas, usualmente; cuando llega a pasar un buen rato de que duerme, la extraño.

Silvia Parque

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