viernes, 27 de marzo de 2015

La peor decepción


La decepción es un asunto entre una misma y sus expectativas; la otra persona no es responsable de cómo vivimos la realidad. Pero en esta cultura, prometer sin cumplir, mentir, no hacer lo que corresponde al rol que jugamos, es decepcionante.

Si decepciona la persona que vende gorditas en la esquina, puede haber frustración. Si decepciona la pareja, o la mamá, o el papá, puede ser el acabose. Y sin embargo, en mi experiencia, nada es tan duro como caer en la cuenta de que yo he sido "la decepcionadora".

A menudo decepcionamos a quienes suponen que "deberíamos" esto o aquéllo, en una especie de contrato del que no estamos enteradas o que nunca firmamos. O decepcionamos a quienes se hicieron imágenes o historias sobre nosotras, salidas de su prejuicio o imaginación. Eventualmente, es lamentable; pero es un asunto entre la persona decepcionada y su inteligencia emocional.

Sin embargo, cuando fallamos en algo importante, de esos fallos que lastiman al otro hasta hacerle daño, y que sí estaba en nuestras manos no cometer: qué difícil es sabernos causa de decepción. Puestos a elegir, prefiero que me decepcionen.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. Yo también prefiero que me decepcionen pero a veces no se puede elegir. Un beso.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Pues sí, a veces metemos la pata, y a veces hasta el fondo :|
      Un beso, Susana.

      Eliminar
  2. Pues a mí me molesta mucho decepcionar por culpa de falsas espectativas ajenas, porque no está en mi mano corregirlo o enmendarlo.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. A mí no me da por tener intención de corregir o enmendar lo que "estuvo mal" en función de que el otro tenía una expectativa que no tenía por qué tener. Pero sí que me puede parecer lamentable.

      Eliminar