jueves, 10 de julio de 2014

Lo grande

Creo que es humano impresionarnos con lo grande. Vemos un rascacielos o el Gran Cañón, y abrimos la boca. Hay quien pierde la capacidad de asombro, pero lo que sí no pierde una persona cuerda, es el sentido de proporción, y por este sentido de proporción, la gente suele desasociarse de "lo grande".

A mí me gustan las cosas pequeñas. Literal y figuradamente. En mi casa hay miniaturas; si volteo a la izquierda hay un perrito de alambre que medirá unos dos centímetros y medio de la cabeza a la cola. Escribo breve. Prefiero una vida sencilla -desde mi entendimiento de "sencillez", que incluye pasarla muy bien-.

Pero también me gusta lo grande donde corresponde. Si volteo a la izquierda también tengo una vista genial del cielo -nublado-, porque tengo una ventana muy grande -y una pared de la sala es un ventanal-. [¿Qué más grande que el cielo?] Ahora estoy muy bien en mi casa; de hecho, es justo el tamaño del que puedo ocuparme; pero sé que estará mejor algo de mayor tamaño, después; quiero una casa "grande".

Como se sabe, juzgamos las dimensiones a partir de nuestros parámetros personales/culturales. Acotado esto, observo que de lo que nos parece "grande", solemos retraernos. Supongo que a lo pequeño, lo consideramos manejable, y que lo grande nos parece hecho para gente de mayor tamaño.

Sin embargo, todos los que hicieron algo grande, no eran más que personas. Y cualquier camino se empieza con el primer paso. Vale con las tonterías, como juntar una colección de un millón de tapitas de pasta dental, como con los asuntos de la mayor trascendencia. Un día: la persona se ocupa de hacer lo que ha decidido hacer, y si consigue dedicarse a ello, saldrá algo de "buen tamaño"; si quiere que ese "buen tamaño" sea "grande", solamente tiene que analizar en qué hace falta aumentar la inversión: ¿tiempo?, ¿energía?, y por supuesto: hacer la inversión.

No soy una adoradora de lo grande. No creo que todos tengamos que hacer grandes cosas. Creo que tenemos llamados -vocaciones- diferentes, y que es tan digno hacer algo pequeño o mediano, como algo gigantesco... siempre y cuando estemos haciendo lo que sabemos que nos corresponde. Además, el juicio sobre el tamaño de nuestra obra, va a variar según quien juzgue, así que lo que importa es lo que a nosotros nos queda claro (es importante que nos quede claro a qué estamos jugando).

Así que, no tenemos necesariamente que hacer algo llamado por los demás o por nosotros mismos "grande". Pero es una opción. Es completamente posible.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. A mí me parece que lo más grande es cuidar una familia. En cambio los edificios grandes no me atraen nada. Todo es relativo. Un beso.

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    1. Sí, en cuestión de tamaños, todo es relativo :)
      Un beso, Susana.

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  2. Yo no soy mucho de cosas grandes, sobre todo cuando la motivación es que algo sea grande con el mero objetivo de que supere a algo más pequeño o como signo de poder o de lujo, o de "grandiosidad" en una palabra. No sé si me explico, me parece de mal gusto si su único objetivo es ese.
    Muchas cosas tienen un tamaño adecuado, y cuando son más grandes o más pequeñas de ese tamaño se fastidia el asunto (y no, no voy por donde piensas jaja)
    Besos

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    1. ¡Completamente de acuerdo, Inma! En todo lo que dices (¡eehh!, yo no lo había pensado y ahora lo pienso...)
      ¡¡Besos!!

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