Está el pan recién horneado, que es como meternos a un cuento de hadas. Pero está también el ordinario pan calientito, que es un gusto profundo, y que a mí me remite a una esponja -como decimos en mi rancho- o concha -como se dice por todos lados- de chocolate. Un par de minutos en el hornito eléctrico, y tiene una en la mano la ternura del mundo, y de la mano a la boca.
Silvia Parque
Um, qué bueno. Un beso.
ResponderEliminarSí que sí :)
EliminarUn beso, Susana ;)