miércoles, 16 de abril de 2014

La huida

Huir está infravalorado, pero es útil y puede ser bueno.

En general, ante un peligro, las reacciones posibles son de enfrentamiento, congelamiento o huida. Quienes no vivimos en una selva virgen ni en zona de guerra, vivimos como "peligro" los estresantes de la vida cotidiana (eso que parece difícil, eso que va a traer complicaciones). A veces, enfrentar la cuestión es lo que va a librarnos de la misma; postergarlo extiende el periodo de miedo o suma ansiedad. Además, asumir el riesgo -enfrentando la cuestión-, suele enseñarnos algo que hacía falta, y ya se sabe que cuando hace falta aprender algo, la vida no se cansa de ponernos en situación de aprenderlo, hasta que lo aprendamos.

Pero a veces, lo mejor es esperar, con calma y sin hacer nada, que aquello que tenga que pasar, pase sin afectarnos personalmente. A veces conviene que la calma sea más bien impasibilidad, y que el no hacer sea un desdibujamiento de una misma, del tipo de "no significarse" (conocí la expresión en Cuéntame cómo pasó; se refiere a no mostrar características -ni buenas ni malas- que hagan a la persona identificable entre la mayoría.). Creo que culturalmente no está mal visto -o muy mal visto- este "congelamiento", porque a menudo se le tiene como algo provisional, en lo que la persona está en condiciones de "enfrentar" -así nunca lleguen tales condiciones-.

A veces, sin embargo, es bueno huir. No cuando se trata de huirle al encuentro con una misma: con los deseos profundos, con la verdad de nuestros afectos. Tampoco cuando se trata de los procesos o eventos de los que depende nuestro proyecto de vida, nuestra definición identitaria o nuestra elección vocacional. Sí cuando la continua tensión está impidiendo fluir con armonía precisamente en esos procesos y eventos implicados en nuestros deseos y nuestros afectos.

Hay un tiempo finito para vivir. En ese tiempo, cada cual enfrenta su demonio, en la forma que a cada cual le toca. Mientras resolvemos nuestros nudos psíquicos, nuestras carencias primigenias y los líos que nos hayamos hecho en el camino, va pasando la vida: no se va a esperar a que "estemos listas". Desde mi punto de vista, hay cosas que hay que dejar pasar sin resolver, sin salir triunfantes. A veces hay que huir.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Creo que no se puede huir de uno mismo. Aunque intentes evitar las situaciones, ellas vendrán a tu encuentro. Un beso.

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    1. Sí que se puede huir de una misma. Lo que no se puede es escapar de una misma. La huida es el intento de escapar.
      Las situaciones, también creo que no podemos evitar las que "nos tocan"; pero en el camino hay muchas que podemos elegir que no nos toquen... algo así.
      Un beso, Susana.

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