sábado, 19 de abril de 2014

A dieta

No podría seguir una dieta de esas en las que puedes comer pocas cosas o está terminantemente prohibido algo para toda la eternidad. Cuando alguna vez lo intenté, estuve inquieta, quedaba con hambre y continuamente rompía las reglas, sintiéndome mal por eso. Es que no me parecen apropiadas. Por ejemplo, si la dieta dijera "no chocolates" y quiero un chocolate, enseguida pienso que el chocolate es nutritivo, tiene un efecto maravilloso sobre el sistema nervioso y que un chocolatito no hace gordura.

Mi relación con las dietas alimenticias parte de mi relación con la gordura/delgadez.

Me gusta disfrutar de todo lo que pueda ser llevado a la boca -el albur es irresistible, sí- y como impulsada por un resorte, basta que oiga "no lácteos" para imaginar un delicioso licuado de fresa con un poco de vainilla. Eso de treinta días comiendo la misma cosa o siete combinaciones cuatro cosas, no es para mí. Contar calorías me parece una falta de respeto para la comida... Otra cosa es estar consciente de qué está comiéndose una; esa conciencia incluye qué tan pesado calóricamente es algo, pero también cuántos o cuáles nutrientes tiene y lo más importante: por qué está una comiendo, lo que lleva a preguntas como "¿esto me hace sentir bien?" o "¿ya estoy satisfecha?".  Es una cuestión de actitud. Por un lado: la vigilancia donde lo importante es cómo eso va a convertirse en panza o lonja; por otro lado, una buena relación con la comida, en la que el foco es el bienestar.

Yo, sin problema me termino una pizza mediana en una sentada y sin problema desayuno, como y ceno pizza por días y días. Tomo la pizza como ejemplo porque ha sido una de mis grandes debilidades. Considerando que mido alrededor de 1.57 y soy predominantemente sedentaria, esa forma de comer es excesiva y sin embargo, el problema no es la rebanada de pizza; el problema es que no es una rebanada, ni se acompaña de ensaladita.

Sé que los cuerpos son diferentes; pero creo que muchos cuerpos estarían bien con aplicar moderación y conocimiento elemental de los grupos alimenticios.

Pero además del aire, no hay nada ciento por ciento gratis en esta vida. Pongo a prueba mi voluntad, comiendo normal y pidiendo el frappé moka sin panna. Es necesario que me diga "no" al menos un par de veces al día y me cuesta hacerme caso. Cuento con que, al habituarme, se requerirá menos esfuerzo. Entretanto, habrá que ver de qué estoy hecha

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. yo creo que lo ideal es comer de todo moderadamente. Un beso.

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  2. Buffff!!!!!!!!!!!!!!!! Yo quiero estar delgada y comer lo que me venga en gana, que no es tanto en cantidades como en eso, en no tener que estar pensando si me engordará o no. No he hecho nunca dieta más allá de una semana, no puedo, me obsesiono y sólo me apetece saltármela, me amargo, me entra ansiedad, me pongo de mal humor. Conclusión: si tengo que vivir amargada por uno de los dos motivos, porque no como o porque me veo gorda, me quedo con el segundo.
    Quiero averiguar y todavía no lo he conseguido, porqué comiendo siempre igual y llevando el mismo ritmo de vida, por temporadas de cuatro o cinco años estoy en 56 kg, estupenda, y otras en 60, no es gorda, pero sí lo es para mi gusto estético. Ahora estoy en la segunda fase, y cada día espero que pase y volver a entrar en la otra etapa.
    Lo que sí he comprobado es que si vivo sola, sin pareja quiero decir, estoy delgada, por no cocinar no como, o me hago ensaladas y cosas a la plancha y tan feliz, pero claro si cocino en plan mujercita de mi casa, pues luego me lo como, y me pongo tocina. Cualquier día hecho al coriano de casa.
    Besos

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    1. ¡Ay, esta cultura que nos hace querer estar delgadas y nos invita a comer lo que nos da la gana. Yo creo que cualquier cosa, incluido pan con mantequilla, cualquier cosa, se puede comer sin que una engorde, con moderación. Luego resulta muy difícil, porque a lo mejor el cuerpo pide y procesa bien, porciones que no son lo que acostumbramos ni son lo que comúnmente nos ofrece el mercado.
      ¿Estas segura de que no cambia nada en tu alimentación y en tus actividades, cuando subes de peso? Sí que está raro... pero a veces los cuerpos son así, será algo hormonal... ¿?
      A mí la cosa del hombre junto, me afectó en principio porque cuando me casé, él tardó en entender que mis necesidades calóricas no podían ser las mismas que las suyas, así que comúnmente me animaba a que le siguiera el ritmo, y yo ni tarda ni perezosa, aunque estuviera satisfecha, "comía al parejo" que él, que es más grande que yo, y se mueve mucho más que yo.
      ¡Besos, Inma!

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