miércoles, 29 de enero de 2014

Que otro haga

Hubo un par de años en que me propuse hacer mi contabilidad. Fui a un curso que dan en Hacienda. No hice nada y me retrasé en el pago de mis impuestos. Ahora pago con gusto a un contador, quien por cierto, a su vez debe pagarle -no sé si con gusto- a la contadora que en realidad hace el trabajo.

Cuando me quedé sin lavadora y sin lavandero, tardé en entender que valía la pena llevar la ropa a la lavandería. Me gusta mojarme las manos y hacer espuma, pero cuando hay varios pantalones sucios deja de ser juego, y cuando no hay ropa interior limpia, la cosa se pone seria.

Hoy Susana sugirió que si necesito ayuda, la tome, y se me prendió el foco: delegaré todo lo que me sea posible.

Silvia Parque

4 comentarios:

  1. Al fin y al cabo si tú no puedes hacerlo le das trabajo a alguien. Un beso.

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    1. Sí. Eso pensé también. La cosa está en tener claro que aunque "podría" hacerlo todo, como en el caso de los impuestos, no debo pensar en una vida hipotética, sino en mi vida real: "podría" hacer pero la verdad es que no voy a a hacer, o que hacerlo me lleva demasiado tiempo, o que no es demasiado tiempo pero me reditúa más dedicar ese tiempo a otra cosa :)
      Un beso, Susana.

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  2. Respuestas
    1. ¡Sí! En la medida de lo posible, que otros hagan, y mejor si lo hacen mejor de lo que yo lo haría :)

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