miércoles, 28 de agosto de 2013

Un mundo asistido

Voy a informarme sobre el trámite siguiente en mi proceso de check list rumbo al título de Maestría. El día ha sido tan accidentado, que por la mañana llegué dos horas tarde al trabajo, y al regresar a la casa me entero de la turbadora presencia de un ratón, que se me asegura, ha sido aniquilado. Para cerrar con broche de oro, mi única moneda cae y rueda junto a la llanta del autobus.

El chofer de la mole con llantas enormes, se compromete a no matarme mientras recojo mi moneda; abordo, pago, y hago gestos la mitad del camino rumbo a la universidad, en respuesta a los gestos del bebé del asiento de adelante. Amo la universidad pública, autónoma, que se porta como universidad pública y autónoma. Recuerdo, como cada vez que voy, lo mucho que me gusta el ambiente.

Llego con la Coordinadora de la Maestría y descubro que debí haber hecho X y Y, que no hice. En los próximos días habrá que llamar por teléfono, enviar correos electrónicos y hacer una ronda de visitas buscando cartas y firmas. No tengo idea de donde están los papelitos con los números telefónicos necesarios, y procedo a fantasear con un mundo en donde a todo el que termina una tesis de Maestría, se le asigna un asistente.

Silvia Parque 

2 comentarios:

  1. Jajajajajajaja yo fantaseo a menudo con eso: un asistente en la oficina, un asistente para aguantar a mi madre cuando está pesada, otro para ir a las reuniones del colegio....
    Un beso

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