sábado, 17 de agosto de 2013

Esperar y hacer que pase

Hay cosas que llevan tiempo. Habiendo crecido con un horno de microondas en la cocina, es difícil asimilarlo. Es una de las cosas para las que hay que ser adultos; los niños viven el tiempo diferente: si el camino a la casa puede ser larguísimo, ¿cómo van a comprender, por ejemplo, lo que tarda un bebé en convertirse en un hermano con el que se puede jugar?

Finalmente, experiencia tras experiencia, entendemos que apresurar lo que no debería apresurarse, trae consecuencias no deseadas. A veces es desalentador, pero las cosas son como son. Yo prefiero un pollo que se ha tomado su tiempo para crecer antes de convertirse en mi comida...

Pensé estas cosas al leer [AQUÍ] que  no sucederá que Barack Obama hable "seriamente sobre la regulación de la mariguana", pero que "seguramente lo veremos en las próximas décadas". Nadie se muere en la víspera, no por mucho madrugar amanece más temprano... pero por supuesto, para que pasen cosas también hay que crearles la posibilidad de existir: hay que hacerles el momento...

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. La ansiedad, cuanto más joven más se ve, hace que queramos todo en el aquí y ahora.
    Con la experiencia, aprendemos que hay cosas que es mejor esperarlas.
    Saludos, buen post!

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡Gracias, Alan! Sí, con los años se gana paciencia, o al menos se aprende que con paciencia o sin ella, muchas veces no queda más que esperar.
      ¡Saludos!

      Eliminar