miércoles, 22 de mayo de 2013

¿Quién te enseñó a contar mentiras?

Tuve una relación atípica con la verdad hasta llegar a la adolescencia. Decía siempre toda la verdad. No contaba una sola mentirita, ni piadosa. Podía estar convencida de algo que no era cierto, y en ese caso, lo que saliera de mi boca no sería "verdadero", pero si lo decía, era por creer realmente que era la verdad. Hasta que tuve un novio. Recuerdo la primera mentira, para explicar la luz apagada de mi recámara. Luego hubo otras, pocas. Crecí, y tuve una pareja. Entonces sí: aprendí a contar mentiras. Sigo prefiriendo decir la verdad; no soy mentirosa; pero ahora es por elección y no por incapacidad.

Silvia Parque

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