viernes, 15 de marzo de 2013

Queja

Creo que una es capaz de dirigir la mirada hacia un lado o hacia otro, y por tanto, en gran medida, de elegir en donde dejar la atención. Creo que aquello a lo que prestamos atención se acentúa en la percepción, y por lo tanto, en la experiencia de realidad. Además, creo que es posible vivir con cariño lo que toque vivir, como diciéndole a la situación: "¿qué vendrás a enseñarme?, gracias". Así que dirijo la mirada hacia lo que me gusta ver, concentro mi atención en lo que quiero hacer patente, y construyo realidades que me vengan bien; respecto a lo que está y no me gusta, trato de comprender.

Las quejas me parecen legítimas porque siempre salen de la necesidad, pero prefiero situarme en una posición diferente a la de la queja. Sin embargo, creo que hay quejas necesarias, sobre todo para dar soporte a algunos reclamos... ahora pienso en situaciones sociales, pero esta entrada es sobre el cuerpo.

Dice la RAE que la queja es una "Expresión de dolor, pena o sentimiento". Hoy me ha dado pena un dolor.

A veces tengo dolores. Los expertos han dado sus veredictos y han dictado indicaciones, pero no hago todo el caso que debería... Aunque si me pego por accidente puedo hacer un pequeño escándalo, en esto que es "en serio", como que hago acopio de entereza: a lo mejor porque sé que se puede poner realmente en serio. Lo más malo ha llegado a ser discapacitante por momentos (nada con lo que no me las haya arreglado, con el apoyo del hombre que es capaz de vestirme -literalmente- si es necesario).

¡No vaya a dar la impresión de que me pasa algo terrible! Saliendo de los momentos álgidos, la cosa no se mete con mi ánimo. Pero hoy vino un dolor a acomodarse de modo que no podía teclear. Eso me dio pena.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Es difícil aprender a convivir con el dolor, pero es la única opción. un beso.

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    1. En mi caso, gracias a Dios, si hiciera lo que me dicen, el dolor sería mínimo, por lo que trabajo en la opción de "hacer lo que me dicen". Una vez que se ha hecho lo posible, sí: el dolor que toque, hay que aprender a convivir con él :)
      Un beso, Susana.

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