Silvia Parque
viernes, 22 de febrero de 2013
Tus resoluciones no tienen que gustarle a los otros
Tus resoluciones no tienen que gustarle a los demás; no tienen que gustarle, siquiera, a los que están cerca. Esto no solamente es un permiso que se da una misma para resolver lo que una considera pertinente, es también una liberación de los demás: no tienen que poner buena cara, no tienen que tomarlo de la mejor manera, no tienen que festejar y no tienen que apoyar siempre.
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Es cierto, pero duele cuando no te apoyan. Un beso.
ResponderEliminarA mí me dolía antes, ahora nada más me causa incomodidad; espero que poco a poco sea menos incomodidad.
EliminarUn beso, Susana.
Totalmente de acuerdo, y es algo que debemos aprender y tener siempre presente.
ResponderEliminarSí. Yo creo que va por fases; primero se aprende que una puede resolver algo con lo que los demás no están de acuerdo. Pero a eso le falta ir dejando que los demás estén no-de-acuerdo en paz, dejarlos que muestren su desacuerdo o hasta su oposición.
EliminarSaluditos :)