El instructor (de spinn), lleno de rizos y sonrisas, me enseñó lo básico, y dio comienzo a la clase. Cuando me detuve, se acercó a decirme que bajara el ritmo todo lo que necesitara, pero que no me detuviera. Pasaron sonidos repetitivos, gritos de una mujer que inyectaba nuestro sistema nervioso con ganas de continuar hasta la muerte, y el instructor empezó a anunciar: "uno más", "es el último", "vamos a terminar". ¡Podía estar satisfecha de mí misma! Había sobrevivido. Entonces, dijo: "con eso terminamos el calentamiento".
Silvia Parque
Je je, acabo de leer otra entrada con el dichoso spinning ¿Que obsesión se tiene con machacarse de esa manera, y en septiembre más aún, si luego duramos un mes y lo dejamos?
ResponderEliminar¿No hay ejercicios más agradables?
:D :D ¡pues es que el plan es no dejarlo! ;) ;)
EliminarPero, sí, eso me preguntaba yo con el asiento de la bici haciéndose presente... Lo que pasa es que creo que es más efectivo que otras cosas, ¡a ver cómo resulta la segunda clase!
Que tal el dia dos?
ResponderEliminarBien. Más productivo que el día tres :)
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