Pasé por una tienda de carteles, un lugar de enmarcados y una librería. Creí que había visto la foto del señor que estaba atendiendo, en un artículo de la revista Fronteras. Creí que el local olía a ratón, aunque hasta la fecha no sé como huele un ratón -algo ácido, un poco como orina evaporándose-.
Había muchos libros, pero no tenía dinero y creía que no tenía tiempo.
Silvia Parque
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