miércoles, 3 de agosto de 2011

De Ernesto Sábato

En la página 68 de mi edición de El Túnel, inicia un pasaje que me resultó familiar. Un amigo del protagonista le invita a una reunión...
-¿De qué Sociedad? -pregunté con oculta ironía, pues me revienta esa forma de emplear el artículo determinado que tienen todos ellos: la Sociedad, por la Sociedad Psicoanalítica; el Partido, por el Partido Comunista; la Séptima, por la Séptima Sinfonía de Beethoven."
Una reunión, pues, de psicoanalistas; muchos y elegantes, según describe.
El departamento estaba atestado de gente idéntica que decía permanentemente la misma cosa. Escapé entonces a la calle. Al encontrarme con personas habituales (un vendedor de diarios, un chico, un chofer), me pareció de pronto fantástico que en un departamento hubiera aquel amontonamiento.
Al menos, según creo, los psicoanalistas se asumen élite. La cosa es más chocante con los que llevan el apellido de lo social, se uniforman con huaraches y pantalones gastados o faldas amplias, encuentran valiosísimas las prácticas religiosas con reminiscencias de tema indígena y miran con suficiencia a las señoras que van a misa. Me recuerdan a los políticos dándose baños de pueblo, pero sin la consciencia que sí tienen los políticos.

Silvia Parque

2 comentarios:

  1. Tu comentario me parece preciso, y aún, lejos de ser duro.

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